José Landi - Opinión

Qué tiempos

El que quiera ver a Mágico cada vez que le torturen al ir a buscarle, que lo haga. A mí nunca me interesó como pensador ni orador, siquiera como deportista

JOSÉ LANDI

Aquello de que todas las horas hieren y la última te manda a las tuberías es una obviedad tan antigua como sus portadores humanos. Venía en el contrato, en la letra diminuta pero, como siempre, le dimos al cuadradito de «acepto las condiciones» sin leer. Cada calada, fumes o no, es una menos. La cuenta sólo tiene una dirección. Atrás. Con aceptar que el tiempo mata, nunca resultó tan pegajosa la nostalgia, la boba melancolía que ha fichado como recadera de los comerciantes de la añoranza, un sector comercial completo e incansable.

Es tan fuerte, tan constante, adopta tantas formas distintas, que resulta difícil resistirse. Acaba por darnos coba a todos un día u otro porque sólo sabemos mirar en una dirección. Atrás. Hacia delante no se ve una mierda. Lo peor es que nos mientan para sacarnos los cuartos y las papeletas. Lo tienen fácil porque todos caemos al recordar: fabulamos, cortamos, pegamos y podamos porque estamos programados para cocinar la memoria, cual encuesta electoral, para que diga lo que queremos. Cuando escuchamos una canción de hace años nos gusta tanto la edad que teníamos como la canción misma. Quizás, más. Esa fragilidad nos convierte en consumidores de melancolía barata, en compradores compulsivos de ropa vieja, fría y mohosa, en plato de diseño. Nos dicen que es vintage clothes y tragamos. Pero es ropa vieja.

El que quiera ver a Mágico cada vez que le torturen al ir a buscarle, que lo haga. A mí nunca me interesó como pensador ni orador, siquiera como deportista. Es el autor de las veinte mejores obras de arte breve en la especialidad de danza que adoro como entretenimiento. Nada más. El mejor bailarín con balón que nunca ví. Nada menos. Disfruté en los estrenos pese a sus ausencias indignantes y constantes. Ya no quiero verle porque sé que no es capaz de echar el tiempo atrás. Fue capaz de detenerlo 15 ó 20 veces. Gracias. Fue capaz de meterlo en mi memoria como parches de endorfina que uso a voluntad. Gracias. Pero no me interesa su tiempo actual, sólo el mío. Me pregunto cuándo volverá el Cádiz (en manos nunca claras desde la Transición) a tener un jugador como él o como Pepe I, por debajo en talento y calidad pero muy por encima en compromiso y rendimiento. Que nadie me diga que nunca volveremos a ver, aquí, a un futbolista así. La resignación, muerte a sorbos, para el que la quiera y haga meditación.

Tampoco me emociona el tiempo ese que cantan las comparsas de la ciudad feliz de los 60, los 70, los 80... Será que soy de los pocos que recuerda que junto a los churritos y el vapor camino del dique, junto a las alegres familias comiendo pollo tras la botadura, había montañas de miedo, droga, alcohol, palizas de alcoba, de miseria y miedo, negrura y asfixia, de partiditos y analfabetos. Montañas más grandes que las de ahora. Me cuesta tragar aquella arcadia feliz sin quitarle la cáscara que daba arcadas. Ni los 90 echo de menos. Será que empecé a trabajar sin querer y mira... Aún menos los 2000.

No es por poner de ejemplo a Mágico porque su manoseado caso -a cambio de un puñado de dólares, como todos- es uno entre muchos miles. Las camisetas y los tenis de marca retro nunca nos van a devolver a Conil ni a ese verano. La EGB no estaba tan bien diseñada pero todo lo posterior precisó de algo de sensatez y estabilidad. Me da miedo que Estados Unidos, o Jerez, o Cádiz, o Italia, o Alemania, o Gran Bretaña, Hungría, Españññña, o Cataluña quieran "volver a ser lo que fueron" porque, hasta donde recuerdo, hasta donde he leído, hubo muchos horrores sanguinarios, reinos inventados, prosperidades falsas y conquistas ficticias, mapas hechos por monjes, cortesanos y ávaros. Hubo también logros asombrosos, avances magníficos, cosas que nunca existieron y otras que mejor que no existan jamás. Nadie me aclara qué quieren volver a ser los añorantes exactamente. No quiero que los andaluces volvamos a ser lo que fuimos porque, hasta donde llego, hemos sido siempre mucho menos de lo que pudimos y quisimos. Me aterran los melancólicos los que quieren volver a la vieja escuela, old school, a los modales, a las pasadas glorias de patrias bravas mientras inventan excusas para postergar la apertura de venas y cunetas.

De regreso a la microscópica escala, no sé si el verano gaditano ha perdido alegría y elegancia (recuerdo muy poca siempre, nunca la tuve ni la reconocí) pero entiendo que Nosinmúsica está bastante bien, que otros más jóvenes lo recordarán magnificado. Que alcances murió porque hemos decidido que el cine, como casi todo, a solas pero 'El cuento de la criada' es un bastinazo. La playa pierde arena y el calor se hace rogar mientras el planeta se calienta ahogado en plástico. Eso sí, Bolonia conserva el agua más fría y transparente que ha parido madre, naturaleza. El Carnaval no volverá a ser lo que fue pero habrá que ver para que no nos coma. Mientras, intentaré tragarme todas las ilegales que pueda. Nunca volveremos a dialogar cara a cara como nunca hicimos antes de que apareciera internet. Habrá que pensar en la siguiente pausa. Cada uno con la suya.

La Carrera Oficial se mantiene, por lo visto, pero nunca sé quién la ha ganado. Los curas no participan pero siempre estarán en el podio. La esperanza del 15M nunca regresará. Unos cuantos la convirtieron en la única oficina de empleo eficaz a este lado del Guadalquivir. Los bares ya no son como eran, ahora te eligen ellos. El Trofeo Carranza murió porque los niños ya ni pueden ni quieren ver a Zico ni a Beckenbauer. Nunca más van a venir como esos -por más veces que vuelva Mágico- ni parece probable que desaparezcan los vuelos baratos, el Alvia ni la televisión de pago para que los chinorris vayan a verles. Las barbacoas eran una guarrada y nunca fueron tradición por más que la memoria nos engañe.

El que quiera seguir anclado en sus dulces recuerdos de Confecciones Moral, majorettes, el Cortijo de los Rosales y La Camelia (todo tan discutible como todo lo de ahora) es muy libre y muy humano. A todos nos pasa sin remedio. A todos les pasará. Aunque puede que a los gaditanos cuarentones en 2040 les quede menos melancolía porque todo siga exactamente igual, para suerte o desgracia suya.

Cuesta mucho pero mejor que pensar en José Luis Fradejas, otros preferimos pensar que mañana, seguro, es lunes. Así que más vale aprovechar el día más que revolcarnos en aquellos domingos improbables de El Barril y el marcador simultáneo. Los hubo aburridos de cojones, tanto como los de ahora si te despistas.

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