OPINIÓN

Suplantaciones

A estas alturas ya nos creíamos curados de espanto

Ramón Pérez

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A estas alturas ya nos creíamos curados de espanto. Pensábamos que ya lo habíamos visto todo. Tesoreros que amasan su fortuna con los trapicheos del cargo en su partido. Banqueros que estafan a la clientela con salidas a bolsa fraudulentas. Sindicalistas que olvidan sus compromisos ... obreros ante el brillo de una tarjeta black. Presidentes de comunidades autónomas que tejen redes de intereses particulares entre sus gestiones institucionales. Hermanos, esposas, primos o cuñados trabados por confusas alianzas familiares. Muchas y variadas versiones de ‘Pequeñosnicolases’ colándose por la jeta en despachos y cócteles oficiales. Yernos haciendo y rehaciendo a su real gana con la milagrosa palanca del suegro. Incluso creíamos haber alcanzado un límite insuperable con la pulsión artístico-devota de una beata que se lanza a la arena del manejo de los pinceles para llevar a cabo la restauración de la imagen deslucida de un cristo parroquial.

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