OPINIÓN

Segundas vueltas nunca fueron buenas

Los afiliados hemos votado al candidato que más nos gustaba y entiendo que aquel que votó en su día a Margallo o a Cospedal

Adolfo Vigo

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Dicen que segundas partes no son buenas y me da a mí la sensación que las segundas vueltas tampoco lo son. No es porque me haya posicionado a favor de Soraya sino porque entiendo que esta segunda vuelta o votación lo único que está haciendo es confrontar a partidarios de ambos candidatos, cuando lo mejor sería una lista de consenso entre los dos más votados.

Es curioso que Casado caiga en el mismo error que los partidos de izquierda cuando, tras aliarse en pactos de perdedores, alegan que la mayoría de los ciudadanos los han votado para echar al Partido Popular de las instituciones sin ser cierto de ninguna manera. Alega que a su candidatura se han sumado las otras que se han quedado en el camino de las primarias y que por tanto tiene más porcentaje de votos a favor de los afiliados que la exvicepresidenta, cosa que es incierto. Los afiliados hemos votado al candidato que más nos gustaba y entiendo que aquel que votó en su día a Margallo o a Cospedal, por citar a dos, lo hizo con el convencimiento de que su candidato iba a salir. A ninguno de esos militantes creo que se le haya preguntado por parte de la persona elegida si en caso de no salir querían sumarse a la candidatura de Pablo Casado. Es decir, el hecho de que los candidatos que no han pasado el corte se hayan alineado con Casado no quiere decir que estén de acuerdo con que su voto se sume a los obtenidos por ese candidato.

La diferencia es clara. Mientras que a Soraya Sáenz de Santamaría la han votado la mayoría de los afiliados a Pablo Casado no. Y las cuentas, que podrían llamarse del ‘Gran Capitán’, que hacen desde su candidatura para decir que es el más respaldado por la militancia es a base de sumar a sus votos los obtenidos por los candidatos que se han quedado fuera. Lo que al final es sumar a un proyecto como el de Casado a los partidarios de Margallo y demás cuyas propuestas de futuro para el partido en nada se parecían a las del joven candidato.

No seré yo el que critique el sistema elegido por mi partido para la designación de candidato, que como se dice «doctores tendrá la Iglesia», pero sí entiendo que este sistema de doble vuelta en el que, al final, la elección se hace mediante el voto de los compromisarios deja bastante en el aire la decisión de los afiliados que han votado en la primera vuelta. Y esto es así, porque ahora queda en manos de esos mismo elegir a quién votar en caso de que el elegido por los militantes de sus ciudades no sea ninguno de los dos que este fin de semana se batirán en duelo democrático en Madrid.

Dicho todo esto, me parece que es una lástima que mientras que nosotros estamos enfrascados en unas primarias, que se están convirtiendo en una ‘guerra’ interna entre afiliados, para elegir al sucesor de Mariano Rajoy, el PSOE lo esté aprovechando para colarnos los dedazos en RTVE, aunque hasta para eso son torpes y se equivoquen después en el Congreso a la hora de votar, nos suban los impuestos y, en el colmo del egocentrismo, Pedro Sánchez se haga un ‘book’ cual modelo de sus manos, su perro, sus gafas de sol y hasta sus codazos por llegar a saludar a Donald Trump.

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