Ramón Sánchez Heredia

La madre de todas las crisis

Los conflictos son normales pero por el individualismo actual nadie está dispuesto a dialogar y consensuar

Ramón Sánchez Heredia

Hoy se habla mucho de crisis de valores pero, por desgracia, muchas veces esto queda en una mera frase. Creo que debemos profundizar en esta idea con fuerza pues estimo que es la crisis madre de todas las crisis existentes.

En la actualidad podemos ver y analizar que los valores predominantes son los que van en contra de los valores naturales, por ello negativos para el ser humano y la sociedad. Estos valores se extienden con las nuevas tecnologías y están fundamentados en lo material, el dinero principalmente. Es un materialismo extremo que con la excusa de liberar al hombre lo va haciendo cada día más esclavo de lo material, cada vez más alejado de su destino en la vida: ser feliz, el placer de vivir cada día como si fuera el primero y último de su vida.

Bajemos a la realidad concreta. La crisis económica tan debatida nació de los intereses de especuladores que han desplazado a los valores empresariales de los buenos empresarios, ¡cuántos se han arruinado¡ No importa otra cosa que las ganancias inmediatas, sin importar desempleados, deshaucios y demás consecuencias sociales y personales. Lo importante es acumular riquezas.

Cuando en la política se ha dejado de actuar por ideologías y creencias para actuar sólo para el marketing y encuestas, es decir, imagen, postureos y fácil oratoria, todo ha quedado en mero humo. Propuestas que montan grandes discusiones que no llevan a nada, ni mejoran la sociedad ni la preparan para ello. Como repetía un amigo, Miguel Ángel Arredonda, «la política es el arte de lo posible», trasladar la utopía a la realidad concreta. La realidad hoy es una frase y una imagen para subir en las encuestas, sólo humo.

La familia dejó de ser una unidad, ahora es agregación de pareja, niños y móviles. Los conflictos son normales pero por el individualismo actual nadie está dispuesto a dialogar y consensuar sino que se intenta imponer al otro, niños también. Si hay crisis extrema de pareja, no se acepta pacíficamente la separación, aquí los niños se convierten en armas arrojadizas y luego en pequeños tiranos. Conclusión, todos tienen derechos individuales pero la unidad familiar ninguno. La siguiente es la educación, donde el alumno está en pie de igualdad con el profesor, donde no se premia el esfuerzo, donde la disciplina desaparece... en resumen no se enseña a los niños a vivir en la sociedad donde siempre hay un jefe, un superior, al que hay que obedecer simplemente porque es el jefe. No se educa en convivir. Los que lo intentan se encuentra una labor ingrata. Para esos buenos profesores y profesoras que en pocas horas a la semana, muchas veces, tienen que corregir conductas en contra de la mala educación que reciben en sus familias. De las agresiones a profesores, y también a personal sanitario, sólo diré sin comentario.

Podría seguir con otras crisis, pero creo que estas son las más importantes y dan una visión global. Toda esta situación genera inseguridad al ser humano y provoca falta de esperanza ante el futuro. Los que somos positivos debemos reaccionar defendiendo los valores naturales que posibilitan la convivencia en la sociedad, entre nosotros. Así intentemos vivir con cortesía y cordialidad, alejados de cualquier forma de violencia, en la vida pública o en la privada. Apostemos por el esfuerzo, demostremos que todo no debe ser por el dinero. Defendamos que la política es un servicio público al servicio del ciudadano. Defendamos a los empresarios generadores de riqueza y empleo frente a los especuladores. Alabemos y apoyemos a maestros y a sanitarios. En resumen, pongamos cada día un ladrillo visible de valores, sobre todo ante los niños.

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