OPINIÓN

Escuela pública sin más

El Ayuntamiento de Cádiz desprestigia a la concertada otra vez sin explicar cómo podría suplir su papel clave

La Voz de Cádiz

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El Ayuntamiento de Cádiz se ha empecinado en resucitar, una vez al año, el supuesto debate entre enseñanza pública y privada . Aunque ambos modelos parecen convivir con absoluta normalidad entre los menores, los padres y los docentes, este intento de confrontación es tan antiguo como el concepto de escolarización. Especialmente en Andalucía, esa dualidad tiene un elemento medio que todos conocemos como enseñanza concertada.

Son centros a los que la administración les entrega fondos para que sumen sus servicios y así complementen las carencias de la red de centros públicos. Hace décadas que aparecieron, cuando los centros estatales eran incapaces de cubrir a toda la población en edad de escolarización obligatoria. Décadas después, mantienen su función, lo que puede entenderse como una carencia de la administración pública. Pero, como ventaja, ofrecen una educación dirigida o ampliada con criterios religiosos, los de la Iglesia Católica que es la mayoritaria –con indiscutible amplitud– en toda España.

En el caso hipotético de que la Junta de Andalucía fuera capaz alguna vez de satisfacer la totalidad de la demanda, y el gigantesco peso presupuestario que supone, esa opción religiosa y ese derecho de algunos padres desaparecería. La opción de dar una educación con valores religiosos pasaría a ser un lujo al alcance de un pequeño sector de la población puesto que sería patrimonio exclusivo de algunos centros privados. Porque, ahora, con la fórmula vigente, la educación concertada también es pública. Ambas partes de la educación forman parte de la administración y están bajo su control.

Unos centros de forma directa y otros de forma subsidiaria, a través de un pago económico que vincula de forma inequívoca, con normativa, a los concertados con la Junta. Todos, de una forma o de la otra, están bajo el amparo de las instituciones públicas. El empeño del Ayuntamiento de Cádiz, por segundo año consecutivo, por señalar y cuestionar con cartas a los centros concertados es, por tanto, una pose ideológica trasnochada .

La sucursal gaditana de Podemos debe decir antes cómo financiaría todos los centros necesarios, todos los que existen en la actualidad, si todos fueran públicos. Escribir a las familias contra la concertada y animar a todos a que acudan a la pública es un absurdo. Antes de dar ese paso teatral, habría de aclarar cómo está dispuesta a crear una estructura pública suficiente.

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