El equilibrio de la naturaleza

Estos días festivos desnudan de nuevo al ser humano y le permiten contemplar sus miserias con toda su crudeza . Muchos de ellos se desentienden de la cifra diaria de muertos, de ingresados en UCI, de secuelas, de empresas quebradas y negocios condenados a la ruina. Esos números tras los que se esconden miles de rostros y miradas. Anteponen sus intereses personales frente a la necesidad colectiva y rompen el cierre de provincias y comunidades para acudir a sus segundas residencias (a los hoteles, sencillamente, es imposible).

Excusas hay de todo tipo. Las más frecuentes aluden a la obligatoriedad de acometer obras o reformas en ese domicilio vacacional (propósito para el que viaja toda la familia), alimentar al gato o solventar un problema puntual en las cañerías, resaltando esas inverosímiles, como aquel que se presentó como productor de Maluma en busca de localizaciones para su videoclip.

Con actitud estoica aguantan, escuchan y soportan estas explicaciones los agentes de la Guardia Civil , el primer filtro para evitar la picaresca. A su labor de combate contra el narcotráfico, frente al control de las carreteras para impedir la conducción temeraria con drogas y alcohol, y en plena alerta (nivel 4) por terrorismo, se le unen ahora estas chiquilladas por actitudes infantiles de ciudadanos incapaces de regularse por sí mismos. De buenas maneras, con educación y respeto, el mismo que les gustaría encontrar si estuvieran en la otra parte. El olfato ya se les ha hecho merced a la experiencia y con una mirada de soslayo son capaces de adivinar quiénes son los ciudadanos honrados y cuáles los que pretenden dar coba con justificaciones pueriles.

Como ellos dicen, es su trabajo . Alguien tiene que hacerlo. Son necesarios para devolver este equilibrio a la naturaleza humana.