EL Apunte

Embajador de honor

Pasarán años hasta poder valorar el servicio que Ángel León le hace al turismo de la provincia

La Voz de Cádiz

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La perspectiva suele beneficiar. Conviene tomar distancia para entender exactamente el tamaño de las cosas, de los acontecimientos. Puede que sean necesarios algunos años para comprender con exactitud el impacto turístico y económico que un joven cocinero, de apenas 40 años, como Ángel León ha provocado en El Puerto de Santa María, en Chiclana y por extensión a toda la provincia de Cádiz. Cuando la gastronomía es una tendencia mundial imparable, que mueve miles de millones –de dinero y de contenidos diarios en todos los soportes audiovisuales y digitales– tener a una figura de referencia, una estrella con estrellas de las mejores guías, garantiza muchas visitas exclusivas, de un turismo concreto, y de alto nivel adquisitivo, que tiene como prioridad descubrir uno tras otro los lugares más recomendados de una región, de una zona o un país.

Y es que Ángel León, con su histórica tercera estrella, más una de propina en Chiclana, todas conquistadas anoche, convierte Aponiente (en El Puerto) y Alevante (Sancti Petri) en lugares de culto gastronómico y visita obligada para miles de personas. Son cuatro estrellas de la primera guía del mundo: Michelin. Las cuatro, obra del mismo cocinero, el Chef del Mar, con un listado de premios y menciones asombroso que incluye el Premio Nacional de Gastronomía. Ese imán es muy fuerte para muchos. Y esos muchos suponen un extra de ingresos para una zona especializada en el turismo y el sector servicios.

Comer un buen pescado es fácil. Saborear el mar es otra cosa y ley en Aponiente los establecimientos de un maestro que ya está entre las mayores leyendas de siempre en la cocina española. León lo ha logrado, además, mimando los pescados más humildes, con un nuevo lenguaje culinario y reivindicando el mar en cada plato. El mar de Cádiz.

Ángel León (tres estrellas Michelin, más una, a partir de anoche) se sienta a dialogar con el mar y lo escucha para que luego lo probemos. En esta declaración de intenciones caben la investigación, la declaración permanente por la conservación de los mares y la invención de productos y sabores. Frente a lo sugerente o desorientador de los platos, las propuestas o nombres, lo importante para este entusiasta del mar es que la gente que va a Aponiente pruebe algo inédito para su paladar y para el resto de sus sentidos. No sólo lo ha logrado, es que el mundo se da por enterado. Todo desde Cádiz, tan lejos y tan cerca.

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