OPINIÓN

¿Concomitancias y casualidades o no?

Un par de supremacistas catalanes sin raciocinio mediatizan la sociedad con TV3 y utilizan argucias legales para engañar a un tribunal belga.

Fernando Sicre

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La República Nazi fue un hecho. La añorada por algunos República Lazis es una ensoñación. Los golpistas catalanes aspiran a ello. Para pasar del dicho al hecho, lo importante para ellos es el fin último que todo lo justifica. Los medios dispuestos es lo de menos. En este contexto de fines y medios es donde sitúo el supuesto de hecho. La reflexión sobre lo acontecido durante la República de Weimar puede ser significativo en nuestro análisis. Fue el régimen político y, por extensión, el período de la historia de Alemania comprendido entre 1918 y 1933, tras la derrota del país en la Primera Guerra Mundial. Sí analizamos lo ocurrido entonces con lo acontecido ahora, podemos buscar concomitancias en el origen de dos problemas, ambas «repúblicas».

Aquel periodo, aunque democrático, se caracterizó por la gran inestabilidad política y social, en el que se produjeron golpes de Estado, intentos revolucionarios y fuertes crisis económicas. Algo parecido ocurre en Cataluña. Esa combinación de elementos provocó en Alemania el ascenso al poder de un esperpento, al que apoyaron «democráticamente una parte importante de la población». La situación creada por el ‘pujolismo’ y la crisis de corrupción originada por su mentor y familia, desencadenan acelerando los acontecimientos desde 2014, donde el régimen catalán no se sostiene por los efectos de la crisis económica. El astuto Mas, cual lince de los de Doñana, corrompido por vía sanguínea y putativa, amenazó al Estado. Estrategia de alejar el foco de la corrupción del 3%, y exigir un concierto económico, como instrumento jurídico que regule las relaciones tributarias y financieras entre el Estado y Cataluña, como ocurre en Navarra y País Vasco. Rajoy desechó cualquier atisbo al respecto y eso supuso el inicio de la espiral de los acontecimientos que vivimos desde entonces, pero preparado con meticulosidad desde 1978. Un descerebrado supremacista alemán alcanzó el poder utilizando argucias legales, pero sobre todo recurriendo al engaño mediático institucionalizado. Ahora, un par de supremacistas catalanes sin raciocinio, uno en Bélgica y otro desde el nordeste del Estado, aunque le pese, no solo mediatizan la sociedad con TV3 y toda la caterva de medios financiados a través de Fondos del Fondo liquidez Autonómico, sino que utilizan argucias legales para engañar a un tribunal belga.

Sigamos. Una noche de febrero de 1933 se incendió el edificio que alberga el parlamento alemán. Göring que había pasado a ser el segundo hombre más poderoso de Alemania, había ordenado a Diels, jefe de la Gestapo, que preparase una lista de personas que debían ser arrestadas una vez que el mismo ocurriese. Ocurre hoy al nordeste del Ebro. Torra usa a los mossos como policía política: ordena que protejan la simbología separatista ilegal en el espacio público y persigan a quienes la retiran. La cúpula está imputada por sedición y rebelión. Se han ganado a pulso su denominación de ‘mossostapos’. Mas, Puigdemont y Torras han proyectado una especie de Stasis con barretina. Se le ordenó y pese a la flagrante ilegalidad de lo ordenado realizaron grabaciones ilegales. Sin autorización judicial, espiaron a políticos de la oposición y a periodistas no adocenados que comen del pesebre. Al Estado se le apareció la Virgen de Monserrat, pese al disgusto del abad del monasterio que lleva su nombre, cuando la Policía Nacional procedió a la detención del vehículo de los ‘Mossostapos’ en el momento en que se dirigía a destruir las pruebas de su infamia durante las votaciones ilegales y en consecuencia delictivas.

Que quieren que les diga. A mí me parecen demasiadas concomitancias. ¿No les parece? Los símbolos de la Alemania de entonces venían representados por un conjunto de banderas y banderines, iconos, imágenes, ideas y construcciones que representan al pueblo alemán. En Cataluña, ahora por méritos propios llamada ‘Lugar de los Lazis’ y no precisamente por sus semejanzas con el ‘Lazio italiano’, sino por esos «putos lazos», cruces, camisetas y pañuelos todos ellos amarillos, que simbolizan la excrecencia coloreada de amarillo de un régimen basado en el supremacismo, el racismo, la xenofobia, la ilegalidad y ahora el matonismo. Si no que se lo digan a Lidia y a su nariz rota. A llarena y su intento de linchamiento físico y judicial. Así es, han alterado el sentido literal de las palabras en la demanda para ajustarlas en provecho de la causa. Aquí, todo vale. Sólo espero que el juez belga esté a la altura de quien ejerce la noble función del ejercicio de la jurisdicción. En territorio Lazis se ha por su instalación definitivamente el neolenguaje. De esta forma Orwel que estuvo en Cataluña como miliciano del POUM, rinde homenaje a su tierra de acogida. Al igual que su mentor, en Cataluña o Tierra de los Lazis, han construido con la utilización de la lengua, uno de los pilares básicos del régimen totalitario imperante y para evitar que la población piense o desee en libertad, han eliminado los significados no deseados de las palabras. Por eso piensan y se autoproclaman cívicos, pacíficos y demócratas. Debe ser lo que dice al respecto el ‘Diccionari CAT’.

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