Apunte

Un cambio tardío

La Fundación de la Mujer supera más de dos años de inexplicable parálisis

La Voz de Cádiz

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Por desgracia y pese a los tiempos convulsos que viven las reivindicaciones feministas y la lucha contra el machismo en todos los ámbitos sociales, la Fundación Municipal de la Mujer atraviesa una de sus etapas de menor actividad y mayor ostracismo, con una parálisis inexplicable. Sólo la incapacidad gestora y los prejuicios ideológicos de la que fuera su responsable, Ana Camelo, explican su desaparición en la práctica desde verano de 2015. Ese organismo del Ayuntamiento de Cádiz sólo ha tenido resonancia en los últimos dos años y medio por tres cosas: unos cursos para mujeres desfavorecidas que incluían una información sexual completamente ajena a la búsqueda de empleo; la eliminación del busto de una feminista histórica y la ausencia de gerente desde la dimisión de la anterior. Nada más. Nada de la utilidad pública que se le supone, de su importante misión de apoyo a las mujeres, siempre marginadas en todos los colectivos y entre los marginados incluso. Siempre con necesidad de esforzarse mucho más para recibir mucho menos de la sociedad. Pero con todo ese trabajo por delante, lo que hay son pequeños escándalos, parálisis y sobreactuación. La oposición no se ha cansado de denunciar en este tiempo el «descontrol» y la «falta de transparencia» en este organismo autónomo que desde hace casi dos años sigue sin la figura del gerente. Hasta tal punto ha llegado el desgobierno, tanta ha sido la inactividad, que todos los partidos que la forman tuvieron que unirse para propiciar que tome el mando María Fernández-Trujillo, concejal de Ciudadanos. Ella tendrá ahora la misión de encontrar gerente (plaza vacante pese a que se presentaron varios que Podemos nunca consideraba «idóneos»). La única esperanza radica en que el cambio formalizado ayer –con la típica acusación de complot político desde el equipo de Gobierno– traiga la renovación, la reactivación, la rectificación, que la Fundación vuelva a estar dirigida por técnicos cualificados y ofrezca programas de ayuda a distintos colectivos femeninos.

Para conseguirlo, todos los grupos en la oposición han tenido que votar en el mismo sentido, para que se nombre cuanto antes un gerente que haga olvidar que la Fundación estuvo en las incapacitadas y politizadas manos de Ana Camelo, para que la Fundación de la Mujer deje de ser un aparato de gestos inútiles e innecesaria propaganda para ser un servicio público de atención al colectivo femenino en la ciudad.

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