EL APUNTE

Buenos vientos para un astillero 4.0

La reconversión que afronta la compañía llega acompañado de un momento dulce que hay que aprovechar

La Voz de Cádiz

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Navantia comienza a navegar en un nuevo rumbo con buenos aires. O a eso al menos se podría concluir si se tienen en cuenta los contratos que le han llovido a la compañía en los últimos años. El plan estratégico que tiene ahora sobre la mesa y que puede decidir su futuro, y por tanto, el de las plantillas gaditanas, tiene como principal meta adaptar sus previsiones a las nuevas necesidades reales de producción. Por eso se han planteado la exigencia de sentar esas bases en una reconversión tecnológica y laboral que dé impulso a los próximos y urgentes retos.

Pero este plan necesita, como ocurre en cualquier empresa, de un presupuesto sólido para poder llevarlo a la práctica. Se precisan fondos para invertir en una regeneradas líneas de producción, incorporar en su trabajo alta tecnología, cambiar la estructura organizativa, mejorar la red comercial y, sobre todo, rejuvenecer y reciclar a su plantilla. Como contamos hoy en LA VOZ, el 68% de sus 5.283 empleados tiene más de 50 años. En el caso de la Bahía de Cádiz, un total de 517, el 30% de la mano de obra, está por encima de los 60 años.

La implantación del ‘Astillero 4.0’, como han llamado a esta cuarta revolución industrial, llega por lo menos en uno de los mejores momentos. Navantia vuelve a tener en su agenda un importantísima cantidad de encargos que hacen más viable este plan. La compañía pelea en varios concursos internacionales para acometer millorarios proyectos, y, además, la Armada española, a través del Gobierno, ha anunciado su interés por reanudar las inversiones en la construcción de nuevos buques. Es por tanto el momento de dejar de mirar atrás, sacudirse las angustias pasadas y fijar un horizonte en el que por fin la industria naval de la Bahía vuelva a ser un referente en toda Europa.

De momento no se sabe cuánto costará esta reestructuración pero lo que sí se tiene ya fijado es que los fondos que lo pondrán en pie tendrán que llegar de los nuevos contratos y de los Presupuestos Generales, apoyándose así en un esfuerzo de un Estado que debe mirar por el bien de la riqueza de su país y la creación de un empleo con garantías.

El plan también saldrá como se espera si se cierran los acuerdos con países del exterior comoAustralia, Arabia Saudí, Canadá y Estados Unidos, donde se han depositado grandes e ilusionantes esperanzas.

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