Balas

Ahora, cuando siento en mis oídos el silbo de las balas en medio de las refriegas cotidianas, me acuerdo de Rivilla y aquel desatendido consejo del ‘no te agaches’

Ramón Pérez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Rivilla, no te agaches, que la que venga por ti no hay quien te la quite». Cien veces lo escuché repetir esto, a manera de adagio feliz a fuer de avinagrado, a Sebastián Rivilla, o Revilla, porque ni siquiera él tuvo nunca clara la ...

Artículo solo para registrados

Accede sin límites al mejor periodismo

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación