De 'Gemlins' y mascarillas

Sólo tres normas se pedían para que el monstruo no se descontolara y todas las hemos incumplido

Andrés G. Latorre

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Es un juego muy sencillo y cruel. Lo puede usted practicar con el niño que tenga más cerca. Le ofrece alguna recompensa (tampoco nada maravilloso, una chuchería o similar) a cambio de un objetivo sencillo: no debe pensar en un elefante rojo. Y no vale ... mentir porque usted (puede emplear los mismos mecanismos de persuasión de la religión) descubrirá el engaño. El niño, ‘porehito’, no pensará en otra cosa. Ha sucedido siempre y siempre sucederá, no hay como que nos digan qué no hay que hacer para que vayamos rápido a caer en la tentación. Llámase comer del árbol prohibido o poner palos en las ruedas de toda esta situación que nos ha venido como del rayo, a poner barreras a la primavera.

Artículo para resgitrado

Lee ahora mismo todos los contenidos de ABC

Mensual Sin precio, gratuito Pruébalo
Anual Sin precio, gratuito Suscríbete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia