Un acuerdo en balde

La renovación del pacto pesquero con Marruecos está cerrada pero no entra en vigor y amenaza con ruina

La Voz de Cádiz

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Se daba por renovado pero no llega y son demasiadas familias sin alternativas las que no pueden estar a la espera. El acuerdo pesquero con Marruecos, que entró en vigor en 2014, ha caducado. Se anunció con mucho boato su prolongación pero en la práctica, no llega. La flota andaluza, especialmente la de Algeciras, Tarifa, Conil y Barbate, que faena en el caladero del país vecino se encuentra todavía a la espera de noticias. De momento, estos marineros se tienen que arreglar echando el palangre en el Golfo de Cádiz. Marruecos puso y logró nuevas condiciones pero los efectos prácticos no aparecen. Ya lo advirtió el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (FAAPE), Pedro Maza, hace cuatro meses cuando denunció que el Gobierno de Rabat gustaba de retrasar todo lo posible la renovación del acuerdo para presionar. Marruecos obtuvo lo que quería, más allá del acuerdo que ya había caducado. Algunos temas técnicos como los desembarcos en los puertos marroquíes o el control de las entradas y salidas de los pequeños barcos pesqueros en el caladero marroquí fueron otros asuntos por resolver. El mayor escollo estaba en la contrapartida económica, donde Marruecos llegó a pedir el doble de los 40 millones de euros que percibía al año. Finalmente, en el regateo ganó. Algo menos pero se salió con la suya. El problema es que tras dar luz verde y firmar, todo sigue igual. El sector pesquero gaditano teme que la entrada en vigor, en la práctica, del acuerdo se demore meses, lo que significa la ruina para los pescadores gaditanos. Las negociaciones arrancaron el pasado mes de abril en Rabat y se cerraron en junio. Pero aún no se ha podido echar ni una red. Según los observadores, la parte política se presentaba como la más complicada debido a que un nuevo acuerdo debía respetar los términos del fallo del Tribunal de Justicia Europeo del pasado febrero, que estableció que las aguas del Sáhara Occidental no eran de soberanía marroquí. Marruecos, por su parte, consideraba que su soberanía sobre esas aguas –donde se pesca más del 90% de las capturas de la flota europea– constituye «una línea roja». Mientras tanto, la flota gaditana pesca en el Golfo de Cádiz, sigue sin poder volver. Un grave perjuicio porque los recursos de esta zona no dan para aguantar el negocio.

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