opinión

Adiós Kichi

«Por cumplir la promesa de no estar más de ocho años, aunque también es muy posibles que el mismo pueblo que te encumbró ahora te quitase el bastón de mando»

Javier Fornell

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Estoy triste, mucho. Y a la vez contento, aunque menos. Triste por la marcha de Kichi, con su verbo florido y sus videos cuidados; con la marcha del personaje que nos trajo a otros como su propia madre (su mayor defensora desde el «viñerismo» más ... arcaico). Sus fotos en bares mostrando sus vergüenzas pasan a formar parte nuestro imaginario colectivo; como su lucha contra la gordofobia cuando confundía la mofa usando su ensanchamiento para atacar su poco espíritu laboral. Y sí, me pone triste. Como a cualquiera que escriba columnas como esta, ya que Kichi da mucho juego. Y, todo hay que decirlo, no siempre encaja mal las pullas.

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