OPINIÓN

Lo que se veía llegar, está llegando ya

Me da la impresión de que sabe que ha llegado a bajar tantos escalones que pocos le quedan para sostenerse en aquel PSOE de 1979 por el que Felipe González trabajó para independizarlo del marxismo

Sánchez, a la vista de lo que se le viene a la cara, ha querido darse un baño de multitudes con la izquierda. Se ha ido al Cono Sur a solazarse con sus iguales que hoy está gobernando algunos países americanos donde va creciendo esa ... izquierda que, si en sus principios sociológicos buscó al obrero para reafirmarse como sostén, la pujanza de las sociedades libres mostró a todos quiénes eran los que manejaban sus hilos, siempre ávidos de poder y riqueza, que ahora ha buscado hacer del indigenismo una nueva clase para «seguir en la lucha», su sentido del motor de la historia.

Ha viajado a Chile y otros lugares para reafirmarse en los líderes de la izquierda que están gobernando ya algunos de sus países. Boric en Chile, Silva en Brasil, Orsi en Paraguay y Petro en Colombia, lo más granado de las izquierdas americanas, todos conviviendo en el Grupo de Puebla y en el Foro de Sao Paulo.

Hace unos pocos días ya dio el cante con la OTAN, no sólo por su discordante aportación, sino por una ostensible y diría yo que, hasta perseguida fotografía de aislamiento y distanciamiento, como para que se notara que si está ahí quizás no sea por mucho tiempo pues, si sus votos bajan por la socialdemocracia a ritmo acelerado descendente, no tendrá a su lado más que a esta izquierda antigua que nos queda en España o en su gobierno. ¡Ah! Y las derechas separatistas hasta que no puedan exprimir más.

Su guinda para estos días su personal apuesta llevándonos a la operación Huawei, lo que ha ahondado aún más la separación con nuestros socios e iguales.

Me da la impresión de que sabe que ha llegado a bajar tantos escalones que pocos le quedan para sostenerse en aquel PSOE de 1979 por el que Felipe González trabajó para independizarlo del marxismo poniendo en juego incluso su propia Secretaría General y transformándolo en el socialismo democrático con el que se gobernó España tantos años. En su contra, Sánchez, con tantos escándalos judiciales como los que le cercan, ya ven, ha elegido un escenario de izquierda, tres visitas al líder de la China comunista y ahora esta puesta en escena de los del Grupo Puebla y el Foro Sao Paulo.

El socialismo, durante la II república y el brutal desastre de la guerra civil tuvo dos referencias, Besteiro y Largo Caballero. A este último socialismo se lo tragó el comunismo y, por eso, ilustres españoles tuvieron que elegir entre exilio, repudio o prisión, pero a Sánchez parece que eso, como tantas otras cosas, le da igual. Él, a lo suyo, muro y enfrentamiento.

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