EDITORIAL ABC

Rajoy y Rivera apuntalan la legislatura

Ciudadanos y PP deben seguir colaborando lealmente para consolidar los primeros pasos del cambio político en Cataluña y mantener la estabilidad a nivel nacional

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera IGNACIO GIL

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Mientras algunos dirigentes del Partido Popular seguían ejecutando el guión de la presión a Inés Arrimadas para que proponga su investidura como presidenta de la Generalitat, Mariano Rajoy se reunió ayer con el líder de la formación naranja, Albert Rivera. El resultado del encuentro fue una reconducción de las relaciones entre ambas partes al mantenimiento del acuerdo de investidura de Rajoy. De hecho, el presidente del Gobierno no planteó a Rivera que asuman iniciativa alguna ante la constitución del nuevo Parlamento catalán. Una vez más, parece que las tácticas del Gobierno y del Partido Popular difieren de contenidos y destinatarios. Rajoy y Rivera coincidieron en lo que en este momento es esencial: mantener las medidas del artículo 155 hasta que se constituya el nuevo Gobierno catalán y exigir a este que se ajuste a la ley y a la Constitución. La reacción del PP contra Ciudadanos, a la que se sumó el PSOE, situaba el foco de la polémica en los partidos no nacionalistas para satisfacción de los independentistas, a los que no hay que dar ninguna ventaja. Además, el PP debería ser consciente de su verdadera fortaleza parlamentaria en el Congreso de los Diputados, donde no le sobran amigos precisamente. El adversario común de PP y Cs sigue siendo el nacionalismo, que tiene ante sí la difícil gestión de resolver la pugna entre un candidato fugado y con orden de detención y otro, en prisión provisional. El PP no debe crear un problema donde no lo hay en su relación con Ciudadanos y Ciudadanos haría bien en salir de una vez del limbo en el que encuentra su comodidad para ejercer el liderazgo del autonomismo constitucionalista en Cataluña. Por ejemplo, su demanda de presidir el Parlamento catalán es oportuna y políticamente justa, y lograrla sería una demostración palpable del cambio al que hay que aspirar en la sociedad catalana.

Además, no todo es Cataluña en el horizonte. Rivera y Rajoy hablaron de un nuevo sistema de financiación autonómica, asunto espinoso donde los haya porque afecta a principios muy sensibles de la organización territorial del país, sobre los que hay voces dispares en el seno de PP y PSOE. El consenso entre ambos partidos será una condición imprescindible para que el debate sobre esta cuestión y cualquier otra relacionada con el modelo organizativo de Estado tenga una base sólida. El PSOE, antes o después, recuperará su agenda de oposición, porque el efecto de cohesión del 155 y la decepción socialista con el resultado electoral del 21-D no serán perpetuos. Cada momento político tiene sus exigencias y las que implican a Ciudadanos y PP ahora mismo consisten en seguir colaborando lealmente para consolidar los primeros pasos del cambio político en Cataluña y mantener la estabilidad a nivel nacional.

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