Prosa vicepresidencial

Las guerras empiezan con una declaración de guerra. Pero da la impresión de que la vicepresidenta no se ha enterado

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo EFE
José María Carrascal

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Sin quererlo, supongo, Carmen Calvo está resultando el miembro, ¿o debo decir miembra?, más pintoresco del Gobierno. Comenzó a despuntar con Zapatero, su frase «el dinero público no es de nadie» hizo época, pero es bajo Sánchez cuando da rienda suelta a su elocuencia, puede que por haber sido nombrada vicepresidenta, ministra de la Presidencia y de Relaciones con las Cortes. Ayer tuvo un día memorable. Preguntada por el anuncio de Quim Torra «no vamos a defendernos, vamos a atacar a este Estado injusto», la señora Calvo respondió: «Es una frase inaceptable con la que no se ataca al Estado. Cuando existan hechos jurídicos que se puedan atacar jurídicamente, el Gobierno sabe en tiempo y en forma cuáles son sus obligaciones constitucionales». Un auténtico galimatías sintáctico y morfológico, que en mis tiempos hubiera valido un suspenso en el examen de ingreso en el Bachillerato, pues no se pueden hacer peor uso de artículos y preposiciones, aparte de un error conceptual mayúsculo al decir que con frases no se puede atacar. Cuando las guerras empiezan con una declaración de guerra. Pero da la impresión de que la vicepresidenta no se ha enterado.

No contenta con ello, siguió desbarrando al preguntársele por las críticas del PP a la inacción del Gobierno ante el anuncio de Torra, con otro de esos párrafos que van a hacerla famosa, si ya no lo es: «A las derechas españolas, que están absolutamente en un discurso radical inentendible, les pedimos que le hagan oposición al Gobierno, pero que no le hagan oposición a España y a los problemas que tiene España». Por lo pronto, «inentendible» no existe en español. Se entiende, pero no está en el Diccionario de la RAE. El término correcto es «ininteligible», lo que resulta penoso en una licenciada en Derecho, profesora de universidad, que fue ministra nada menos que de Cultura. Intenten leer el párrafo en voz alta y se darán cuenta de lo mucho que sobra y lo bastante que falta en él. Aunque puede explicarnos el vacío que notamos en el «gobierno bonito» de Pedro Sánchez. A no ser que éste la haya puesto delante para que los periodistas nos divirtamos con sus pifias y él pueda ganar tiempo hasta el momento de convocar elecciones con posibilidad de ganarlas.

Porque, olvidando la gramática y la sintaxis, lo que aterra del manifiesto de la sra. Calvo es que al Gobierno no le preocupa que el presidente de una Autonomía anuncie que va a atacar al Estado español. Si en un Metro atestado, yo grito «¡voy a atacar al Estado español!», seguro que en la próxima estación me esperan unos policías para llevarme a comisaría y aclarar mis intenciones, como ocurrió a esos predicadores alemanes en Valencia. ¿Qué necesita Torra para que lo tomen en serio en La Moncloa, ordenar a los Mossos ocupar los cuarteles de la Policía Nacional, Guardia Civil y Ejército en Cataluña? No le hace falta: espera obtener lo que pide sin disparar un tiro.

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