EDITORIAL ABC

Navarra es la clave

El socialismo está volcado al pacto con los enemigos de la Constitución y de la democracia española. Y ese pacto incluye a EH Bildu, el partido custodio del legado terrorista de ETA

María Chivite (c) del PSN, Uxue Barkos (d) de Geroa Bai y Eduardo Santos (Podemos), tras varias horas de reunión en el Parlamento de Navarra EFE

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El pacto del socialismo navarro con el entramado separatista y soberanista que va de Geroa Bai a Izquierda-Ezkerra, pasando por Podemos y acabando en EH Bildu, impide de raíz cualquier posibilidad de que el Partido Popular o Ciudadanos se abstengan para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. La clave política en España no es -no debería ser únicamente- el tormentoso acuerdo del PSOE con Unidas Podemos, sino el traslado del socialismo navarro al bando panvasquista que busca culminar el proyecto de la gran Euskal Herria, con la conformación de una realidad política común para el País Vasco y Navarra.

Los socialistas han elegido otro papel distinto al de contener las pulsiones anexionistas de los nacionalismos catalán y vasco. En la Comunidad Valenciana y en las Islas Baleares sus políticas de inmersión lingüística siguen la senda abierta por el nacionalismo catalán. El modelo en el que confluyen los socialismos periféricos y los nacionalismos insolidarios es el Antiguo Régimen, el de la fragmentación de los pueblos y la desigualdad de los ciudadanos. El experimento social-nacionalista ha llegado a Navarra, a la Comunidad Foral que el nacionalismo vasco tiene en su imaginario como la tierra prometida a la que tiene que regresar. Las elecciones forales y municipales dieron a Navarra Suma -la coalición de centro-derecha- y al PSN una mayoría aplastante de 31 escaños sobre cincuenta. Mayoría suficiente para un entendimiento basado en el respeto a la Constitución y al régimen foral. Pero el socialismo, desde 2003, está a otra cosa. Está volcado al pacto con los enemigos declarados de la Constitución y de la democracia española con tal de evitar que gobierne la derecha. Y ese pacto incluye, de nuevo, a EH Bildu, el partido custodio del legado terrorista de ETA, que vuelve a ver en los socialistas y en Pedro Sánchez sus mejores opciones para dar continuidad a su política de reversión del terror. Un pacto que el PSN niega ahora de manera sorprendente, al tiempo que los abertzales comunican a su militancia que serán el «interlocutor prioritario» del futuro gobierno de Navarra.

Los heraldos de Ferraz podrán decir que con EH Bildu no se ha pactado, pero es irrelevante porque el PSOE cuenta con su abstención para llevar al Gobierno foral una coalición que rompe en añicos el papel histórico del socialismo en Navarra, reconvertido en peón de la estrategia colonial del nacionalismo vasco. Sánchez fue presidente en 2018 con los votos de EH Bildu y su candidata en Navarra lo será con la abstención -gestionada y propiciada- de los proetarras. Si Sánchez quiere esto para Navarra, de PP y Ciudadanos no debe recibir otra cosa que un «no» rotundo en Madrid.

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