EDITORIAL

Madrid, palanca para el PP de Casado

La renovación desde la base se ha convertido en la principal estrategia de Casado para reilusionar a un partido que en 2018 pasó sus horas más bajas

Pablo Casado en la presentación de los candidatos del PP de Madrid a las elecciones locales y autonómicas de 2019 EP

ABC

La designación de los candidatos del PP a la Alcaldía y la Comunidad de Madrid ha culminado con una apuesta personal y decidida de Pablo Casado por dos políticos jóvenes, con una trayectoria no muy conocida para gran parte de la militancia, pero de plena confianza y acreditada lealtad al líder del PP. En el camino han quedado otras apuestas previas y muchas especulaciones sobre personalidades políticas de gran talla y carisma. Sin embargo, Casado no se ha dejado influir en Madrid por la dictadura del marketing político y la teoría de los «fichajes estelares», o de independientes de renombre, para conformar carteles de relumbrón mediático. Tanto José Luis Martínez-Almeida como Isabel Díaz Ayuso han demostrado en las duras y en las maduras un enorme arraigo militante, fidelidad a las siglas y, sobre todo, un decidido orgullo de pertenencia a la derecha política sin rodeos ni complejos. Su hándicap puede ser darse a conocer más al votante madrileño, tradicionalmente de mayoría conservadora, y transformar su cartel de jóvenes sin una dilatada trayectoria de relevancia pública en una apuesta ganadora. En cambio, su ventaja es que ambos son apuestas de presente y de futuro, y con grandes dotes de comunicación y brillantez en su dialéctica frente a sus oponentes.

Pese a que Juan Manuel Moreno no fue una apuesta personal de Casado para Andalucía, sino de Mariano Rajoy, la táctica negociadora de la nueva dirección del PP para gobernar Andalucía ha sido un éxito. Casado se implicó personalmente en la campaña andaluza de manera comprometida y permanente, y Ciudadanos no le superó pese a las sobredimensionadas previsiones de los sondeos. Y la aparición de Vox, aunque resulte un problema de primera magnitud para un PP que ha perdido muchos votos y escaños, ha sido gestionada correctamente. Moreno no era un líder especialmente consagrado en el PP y sin embargo va a gobernar una Comunidad muy relevante como laboratorio experimental de lo que puede ocurrir en España tras las elecciones generales. Con Díaz Ayuso y Martínez-Almeida, o con María José Catalá e Isabel Bonig en Valencia, la renovación desde la base se ha convertido en la principal estrategia de Casado para reilusionar a un partido que en 2018 pasó sus horas más bajas en dos décadas. Las elecciones de mayo determinarán si es la estrategia adecuada para el PP, pero tanto Almeida como Ayuso han demostrado desparpajo suficiente, tensión política y una ausencia total de complejos para presumir de su partido frente a Ciudadanos y Vox. Madrid no es una comunidad o un ayuntamiento más. Tiene un valor simbólico y un peso real en política como ninguna otra plaza en España por la visibilidad que tiene. Por eso, aunque la apuesta del PP sea arriesgada a priori, no deja de ser esperanzadora para recuperar a parte de sus votantes huidos.

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