EDITORIAL ABC

Macron suelta lastre

«Los cambios en el Gobierno son una práctica habitual después de las elecciones legislativas, pero estaban previstos tradicionalmente para el caso de que algún ministro no fuera elegido en su circunscripción»

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El recién elegido presidente francés Emmanuel Macron ha decidido soltar lastre de manera preventiva. Los cambios en el Gobierno son una práctica habitual después de las elecciones legislativas, pero estaban previstos tradicionalmente para el caso de que algún ministro no fuera elegido en su circunscripción. En esta ocasión, la operación pretende dejar al gabinete libre de eventuales tropiezos en materia de escándalos en la función pública. La experiencia de los últimos meses, y a la vista de lo que sucedió en las elecciones con el candidato presidencial conservador François Fillon, aconseja ser muy rigurosos en este aspecto. Pero serlo en exceso puede conducir a Macron a vivir permanentemente bajo una espada de Damocles que le obligaría a prestar más atención al fondo que a la forma.

Los ciudadanos franceses, y los europeos en general, necesitan recobrar el respeto hacia las instituciones y hacia las personas que las encarnan, y la ejemplaridad en política es algo muy conveniente. Pero el objetivo principal del ejercicio del poder es resolver los problemas de los ciudadanos, no solo aparentar que se es un pedazo de pan. Lo que tiene que hacer Macron es poner en marcha las reformas que el país necesita, para que la UE vuelva a contar con una Francia en la vanguardia del futuro. Y eso lo tiene que hacer cuanto antes, mientras dure el formidable impulso que ha recibido de los electores en las legislativas. No necesita descalabrar toda la «vieja política» sino contar con las personas mejor dotadas para llevar a cabo esta misión, para la que los ciudadanos le han dado un mandato inequívoco. Los símbolos y los gestos cuentan,

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