EDITORIAL

El hombre de Iglesias en la Moncloa

Los golpistas catalanes ganan legitimación como interlocutores del Gobierno para aprobar los Presupuestos, aun cuando sea con un procesado preso por rebelión como portavoz

Pablo Iglesias Maya Balanya

ABC

Al permitir que Pablo Iglesias negocie los votos de ERC a los Presupuestos Generales del Estado en una cárcel con el golpista Oriol Junqueras, Pedro Sánchez y el PSOE definitivamente abandonan cualquier sentido de la dignidad en el ejercicio de sus funciones públicas. Obviamente, el papel de Iglesias como interlocutor supone un paso más en la estrategia alentada desde el Ejecutivo para blanquear la imagen de Junqueras. El líder de Podemos tratará de convencer al político preso de que Sánchez en La Moncloa favorece su libertad. La obsesión por el poder ha actuado como fuerza superior a los límites éticos que se le suponen a todo gobernante en una democracia. También queda claro que no fue Sánchez quien se apoyó en comunistas, golpistas y filoetarras para llegar a La Moncloa, sino que fueron estos quienes se apoyaron en Sánchez para hacerse con el control remoto del poder político en España. Sánchez no es más que el Caballo de Troya que han colocado en el Estado los mismos que quieren acabar con el Estado y lo mantendrán en el poder, como su hombre en La Moncloa, tanto tiempo como sea necesario para afianzarse en sus posiciones. Por encima de los tribunales de este país, en lo que supone un peligroso precedente, el Gobierno de Sánchez y de su «vicepresidente in pectore» Iglesias, ya ha indultado a los golpistas catalanes, que ganan legitimación como interlocutores del Ejecutivo para aprobar los Presupuestos, aun cuando sea desde una cárcel y con un procesado preso por rebelión como portavoz. Los comunistas de Podemos suman terreno ante la opinión pública como valedores de trampas, no derechos, sociales que no se podrán pagar, mientras cae en el olvido su complicidad con el Gobierno criminal de Maduro, responsable de la hambruna en Venezuela por medidas populistas como las que defienden Iglesias y Echenique. Y los filoetarras comprueban con satisfacción que Rodríguez Zapatero continúa su gira de la indignidad, pasando de encubrir al dictador venezolano -como ha denunciado Human Rights Watch- a reunirse con Arnaldo Otegui en un caserío, como hacían en los tiempos en los que el Gobierno de Aznar confiaba en el PSOE como firmante del Pacto Antiterrorista.

Este socialismo es carente de escrúpulos éticos y, capaz de apoyarse en terroristas como Otegui y golpistas como Junqueras, ya no guarda ni siquiera las formas. No lo hizo al utilizar La Moncloa, en lugar de Ferraz, para inmortalizar su pacto presupuestario con Podemos; y no lo hace ahora al callar mientras su socio de gobierno se reúne con un preso para negociar el futuro económico de un país al que pretendió dar un golpe de Estado. Desleal es el Gobierno de España que no cuida los intereses nacionales y los entrega al capricho de quienes insultan al Rey, promueven la discordia y quieren romper España.

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