Editorial ABC

Errejón emerge para hundir a Iglesias

Íñigo Errejón actuará como un mero ejecutor de una vendetta personal contra Iglesias y de colaborador no conflictivo para la hipotética investidura de Sánchez

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Íñigo Errejón, el que fuera uno de los fundadores de Podemos y ahora acérrimo enemigo de Pablo Iglesias, ha decidido presentarse a las elecciones generales con una formación política que dé cariz nacional a la plataforma Más Madrid, con la que concurrió a las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Sus militantes se reunieron ayer para tratar de dar viabilidad al proyecto con la idea de que sea el propio Errejón quien encabece la candidatura una vez que Manuela Carmena, exalcaldesa de la capital, ha rechazado el ofrecimiento. Errejón reúne una triple condición relevante para los comicios. Primero, es cierto, como ha dicho Pablo Iglesias, que a Errejón jamás le interesó la política autonómica, y todo su proyecto no era sino la primera fase de un proceso para vengarse de quien le humilló cuando lo relegó a la irrelevancia. Segundo, Errejón trata de emerger como cooperador necesario de la estrategia de Pedro Sánchez para fracturar a la extrema izquierda populista y ponerse al servicio del PSOE. No es difícil concluir que si a Sánchez no le interesara generar una ruptura irreversible en Podemos, no animaría la idea de que Errejón se presentase. Y tercero, Errejón representa a un comunismo venido a menos, disfrazado de una falsa socialdemocracia pragmática, con el único objetivo de recuperar un escaño en el Congreso por el puro interés personal de condicionar la vida política y, si es posible, ver a Pablo Iglesias abandonar la Cámara Baja antes que él.

Una vez confirmado que Más Madrid dará su salto a la política nacional, parece evidente que el escenario para la izquierda sería aparentemente más incierto porque la división del voto en tres partidos hará muy complicado que Iglesias repita los resultados de abril. A priori, no resultará sencillo que Errejón reciba votos procedentes de un PSOE en auge, pero sí de votantes de Podemos desmotivados y descreídos del discurso de Iglesias, y de su parte de culpa en el fracaso de la investidura de Sánchez. Bajo estas condiciones, Errejón actuará como el mero ejecutor de una vendetta personal contra Iglesias, a la vez de presentarse como un colaborador no conflictivo para la hipotética investidura y gobernabilidad de Sánchez. Sin embargo, el cálculo de probabilidades resulta arriesgado. Errejón cuenta con mejor imagen mediática que política, como demostraron las elecciones en Madrid, y su pasado es el de un farsante universitario. Se trata de un político alzaprimado al servicio del PSOE que objetivamente puede llegar a dividir el voto en la izquierda, de modo que el único beneficiado sea el PP. No obstante, el objetivo prioritario de Sánchez y de Errejón es Iglesias, y así se desvela de la carta que ayer remitió el dirigente socialista a su militancia. La pinza está preparada. Victimismo, exculpación y falseamiento de la realidad. Esa parece la receta que tiene Sánchez ante el 10-N.

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