Cataluña pasa factura a la economía

El proceso independentista que inició la Generalitat en 2012 se ha traducido en una sustancial fuga de empresas y en la suspensión de numerosas inversiones en Cataluña durante los últimos años, lo que, sumado a la crítica situación de sus finanzas públicas, han terminado por dañar el crecimiento regional. Sin embargo, la grave inestabilidad jurídica e institucional que está generando el referéndum ilegal de este domingo también amenaza con pasar una elevada factura al conjunto de la economía española. Aunque las positivas previsiones de crecimiento se mantienen intactas, el Banco de España reconoció ayer, por primera vez, que la tensión política en Cataluña constituye un «elemento de incertidumbre» a tener muy en cuenta, puesto que podría acabar afectando a la confianza de los hogares y a las condiciones de financiación de la economía. Esta advertencia se añade a la preocupación que, igualmente, han transmitido algunos bancos de inversión acerca de la inestabilidad que está produciendo el golpe catalán.

El constante incumplimiento de la ley y el quebranto del orden constitucional que pretenden llevar a cabo los secesionistas enturbia el clima político y amenaza con frenar las decisiones de gasto e inversión de los agentes económicos en caso de que la tensión continúe, dañando la recuperación. La absoluta irresponsabilidad y deslealtad de los independentistas contrasta con el firme apoyo financiero que ha prestado el Estado a las cuentas catalanas, gracias a la solidaridad de todos los españoles. El Gobierno destinó ayer otros 2.000 millones de euros a la Generalitat a través del Fondo de Liquidez Autonómico para mantener en pie sus finanzas públicas, demostrando así, una vez más, que el manido victimismo de los separatistas no es más que una falaz estrategia para ganar adeptos.