EDITORIAL

Las cacicadas de Sánchez y Podemos

España se está convirtiendo en el paraíso de la presunción de inocencia para todo lo que hace la izquierda, aunque sea abusivo

En primer término Pablo Iglesias, líder de Podemos, y al fondo Pedro Sánchez, presidente del Gobierno ABC

ABC

El acuerdo alcanzado anteanoche por el Gobierno y Podemos para hurtar al PP su derecho a vetar los objetivos de estabilidad presupuestaria en el Senado , donde tiene mayoría absoluta, es sencillamente abusivo y ajeno a la regla de la voluntad de las mayorías en democracia. Sánchez y Pablo Iglesias , en connivencia con el PNV , han decidido romper todas las reglas del juego democrático respetadas hasta ahora en los últimos cuarenta años, burlar la decisión de las urnas en la Cámara Alta, e imponer una medida de cariz autoritario limitando la capacidad constitucional atribuida al Senado de controlar al Ejecutivo. Así, si la mayoría absoluta lograda legítimamente por el PP en el Senado estorba, se obvia directamente modificando una ley con nocturnidad en pleno mes de agosto, se pervierte la arquitectura real de las mayorías decretada por las urnas, y se recurre de modo autoritario y abusivo a una vulneración fáctica de la separación de poderes. La conclusión es sencilla: si Sánchez y Podemos carecen de opciones reales, porque así lo han querido los ciudadanos, de imponer unos Presupuestos Generales del Estado que destrocen el déficit y aumenten los impuestos a la clase media, se elimina el problema mediante la cacicada de restringir la capacidad legislativa del Senado… y asunto arreglado. Podemos, partido al que dan exactamente igual las cuentas públicas y el futuro de España, ni siquiera se ha molestado en ocultar la verdad y Pablo Echenique ha dejado claro que solo se trataba de «eliminar la última palanca de poder» del PP. Es decir, de reproducir el eterno «cordón sanitario» contra el PP, que en este caso representa además el sentir mayoritario -y absoluto- de la ciudadanía en la Cámara Alta. Por eso resulta doblemente escandaloso.

Si la argumentación de Sánchez y de Podemos de que la mayoría del Congreso es legítima para poder gobernar con 84 diputados, no pueden despreciar otra mayoría igual de legítima como la del PP en el Senado porque no hacen más que prostituir cínicamente las urnas y el propio espíritu de la Constitución. Este episodio recuerda bastante a lo que ocurre en regímenes populistas en los que, cuando molesta una Cámara con capacidad para vetar las decisiones de un Gobierno forzado como el de Sánchez, se deroga una ley y se impone de manera artificial y prefabricada otra mayoría distinta a la acordada en las elecciones bajo una falsa apariencia de legitimidad. Lo ocurrido ahora se basa en un concepto excluyente y sectario de la resolución de las urnas, en virtud de la cual la mayoría progresista del Congreso es legítima y la mayoría conservadora del Senado, no. España se está convirtiendo en el paraíso de la presunción de inocencia para todo lo que hace la izquierda, aunque sea abusivo y gobierne por decreto, y de la presunción de culpabilidad para la derecha, haga lo que haga .

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