Atrapa la bandera

Albert Rivera puso ayer en funcionamiento una plataforma con aspiraciones de ser transversal y en la que converjan, de derecha a izquierda, personas comprometidas con la idea de España y la defensa de la nación que la habita

Álvaro Martínez

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Calcando los pasos de Macron en Francia, Albert Rivera puso ayer en funcionamiento una plataforma con aspiraciones de ser transversal y en la que converjan, de derecha a izquierda, personas comprometidas con la idea de España y la defensa de la nación que la habita, de sus símbolos, de ese patrimonio humano forjado en un buen puñado de siglos hablando la misma lengua y compartiendo juntos el paso del tiempo y las cosas. Con acierto, trata de dar abrigo al desánimo de un montón de ciudadanos que sufren con el indecente vapuleo que ha recibido su sentir español, esa estúpida alergia a la bandera o al himno de todos alentada históricamente desde parte de la izquierda y todo el nacionalismo. La herramienta se llama «España ciudadana» pero su transversalidad se evapora de inmediato al pintar de naranja la palabra «ciudadana», de tal forma que ya es imposible diferenciar la plataforma del partido. Más de lo mismo. Igual que Emmanuel Macron puso sus iniciales a «su proyecto trasversal» (En Marcha!) Rivera pinta el suyo de naranja.

No es sencillo salvar todas las distancias entre la imponente puesta de largo del movimiento de Macron con el acto organizado ayer en Madrid por Rivera, en el que la gran protagonista fue la cantante Marta Sánchez, juglar de la plataforma con la que Rivera recorrerá España, que hará compatible con los mítines de su partido. En tiempo de elecciones, dos mejor que uno.

Cs sigue ondeando banderas asimiladas a España. Por eso ayer por el escenario de la plataforma transitaron, en forma de homenaje, las Fuerzas Armadas, las Fuerzas de Seguridad del Estado, las víctimas del terrorismo y otros referentes de la lucha contra la adversidad que ejemplifican el orgullo del sentimiento español. Siendo todo tan trasversal fue un feísimo olvido invocar a Miguel Ángel Blanco sin citar que era concejal del PP.

Porque ojalá fuera trasversal la «España ciudadana», ojalá hace tiempo, y según apretaban los golpistas, las fuerzas constitucionalistas hubiesen firmado antes del 1-O una entente pública, en las Cortes por ejemplo, recogiendo ese espíritu y ese sentir sin echar cuentas partidistas en las urnas en cada paso. Con un golpe de Estado en la mesa, no ha sido posible ver la foto de Rajoy, Rivera y Sánchez juntos, diciendo lo mismo. Y puede que nunca lo sea, porque «España y yo somos así, señora», como dejó escrito Eduardo Marquina en «En Flandes se ha puesto el sol». [Y ya estamos otra vez hablando de la banda del lazo amarillo de Bruselas...].

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