Antes, la pérdida de las crías durante el proceso de muda era compensada por aquellas nacidas en otros periodos, que sí recibían comida y sobrevivían. Ahora no es así.
Antes, la pérdida de las crías durante el proceso de muda era compensada por aquellas nacidas en otros periodos, que sí recibían comida y sobrevivían. Ahora no es así. - SANCCOB

Una segunda oportunidad para las crías abandonadas de pingüino africano

Una ONG los alimenta entre octubre y enero, cuando sus padres no pueden entrar en el mar a pescar porque están mudando sus plumas

JOHANNESBURGO Actualizado: Guardar
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Cada año por estas fechas los pingüinos africanos cambian las plumas en un proceso de muda que les mantiene durante tres o cuatro semanas alejados del océano. Incapaces de entrar al mar a pescar, sus crías se quedan sin comida y muchas de ellas se mueren de hambre.

Una ONG sudafricana recoge a estos pingüinos abandonados de las colonias del Cabo en las que viven y los traslada a los dos centros de rehabilitación que tiene en el sur de Sudáfrica, donde se les alimenta y se les trata hasta que crecen sanos y fuertes y pueden ser devueltos a su hábitat.

«Cada pingüino es importante si queremos que Sudáfrica no pierda la población», dice a Efe Francis Louw, de la Fundación del Sur de África para la Conservación de los Pájaros de la Costa ( SANCCOB, en inglés), que desde que inició el proyecto en 2006 ha salvado a más de 4.000 ejemplares.

Solo quedan unos 25.000 pingüinos africanos, amenazados por la falta de comida en los mares

Hace cien años vivían en la costa y las islas de Sudáfrica y Namibia alrededor de un millón de pingüinos africanos, de los que ahora solo quedan unos 25.000, amenazados por la falta de comida en los mares que ha provocado la caída de la población en un 60 por ciento en los últimos 15 años.

Entre octubre y enero y tras alimentarse copiosamente para sobrevivir sin comida, los pingüinos adultos cambian sus plumas viejas por unas nuevas resistentes al agua y deben evitar el océano para no morir de hipotermia.

Antes, la pérdida de las crías durante este proceso de cambio de muda era compensada por aquellas nacidas en otros periodos, que sí recibían comida y sobrevivían.

Pero ahora, el acusado descenso del número de pingüinos hace aconsejable la intervención humana para evitar la muerte por inanición de estas crías.

Centro de la rehabilitación

En el centro de rehabilitación de Ciudad del Cabo el personal de SANCCOB da de comer sardinas a pequeños pingüinos que gritan nerviosos en sus brazos y tratan de escaparse sin entender lo que está pasando.

Los pingüinos intentan picar a sus cuidadores, que les introducen con un estrecho tubo de plástico un líquido con vitaminas que les ayuda a sobrevivir y crecer adecuadamente.

Llevan en las alas un papel con un número que sirve a los especialistas para identificarlos y seguir de cerca su evolución, con datos sobre su estado que recogen en tablas estadísticas.

En un pequeño estanque habilitado para ellos nadan chocando unos contra otros, preparándose para volver a estar en contacto con el mar, donde pronto tendrán que buscar su propio alimento.

Tras un proceso de recuperación, que dura entre dos y tres meses, son puestos en libertad en diferentes colonias del Cabo como la playa de Boulders, Robben Island, Stony Point o las islas Saint Croix.

En la actualidad hay un total de 236 pingüinos africanos en tratamiento en los dos centros de esta ONG, que financia sus programas con donaciones privadas y adopciones simbólicas de crías de pingüino por unos 50 euros.

La población del pingüino africano ha caído en un 60% en los últimos 15 años

«De esta forma ayudas a cubrir el coste del pescado (la cría come hasta ocho sardinas al día), de la medicación para prevenir y tratar infecciones y del cuidado especializado», explica SANCCOB en su web, donde permite a quienes adoptan elegir un nombre para su pingüino y recibir una foto del animal.

Conocido también como pingüino del Cabo, el pingüino africano es una especie única que solo se encuentra en el sur del continente.

Según organizaciones conservacionistas, cada semana mueren una media de 23 pingüinos africanos por falta de comida en unos océanos que se han visto afectados por la pesca industrial de anchoas y sardinas, dos especies que son el alimento de base de los pingüinos.

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