Los métodos más genéricos para capturar lampreas en Galicia son las nasas y las «pesqueiras»
Los métodos más genéricos para capturar lampreas en Galicia son las nasas y las «pesqueiras» - ESTACIÓN BIOLÓGICA ENCORO DO CON DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

Lamprea: su área de distribución histórica en España se ha reducido de forma considerable

Hoy solo persiste en el noroeste de la península ibérica. En el sur, donde se había citado, como en el Tajo, ha desaparecido. Y en el delta del Ebro un proyecto europeo se está volcando en recuperar la especie

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La lamprea no es, en realidad, un «vampiro» marino. El empleo peyorativo del término tendría su origen, probablemente, en los Grandes Lagos de Norteamérica, donde existe una forma local de lamprea marina (no nativa y considerada una peste) que está causando tremendos daños en los stocks pesqueros (en especial sobre el salmón, la trucha y la perca) y costando grandes sumas de dinero a las administraciones implicadas en su control. Hace tres años, sin ir más lejos, el departamento de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos decidió «envenenar» un afluente del río Michigan para acabar con la lamprea, vertiendo pesticidas en las aguas donde sus ejemplares desovan. Un tipo de medida habitual que suele realizarse cada tres o cinco años para eliminar sus larvas.

Suele elegir el lado izquierdo, debajo de las aletas pectorales, para dirigirse luego al corazón

La lamprea, en efecto, es hematófaga. Por las marcas observadas en los cuerpos de sus hospedadores ahora conocemos, gracias a los estudios realizados por los miembros de la Estación de Hidrobiología de «Encoro do Con» de la Universidad de Santiago de Compostela, que su alimentación no se basa en una simple adhesión, la cual podría explicar la necesidad de ahorrar energía durante la migración, puesto que los peces a los que se «enganchan» siguen un camino opuesto (a contracorriente) al suyo. El gran número de estas señales que no implican perforación demostraría, también, que la lamprea busca las áreas que le son más propicias. Suele elegir el lado izquierdo, debajo de las aletas pectorales (situadas detrás de las branquias), para desplazarse a continación hacia el corazón. Su saliva, al contener sustancias anestésicas, impide que el hospedador quiera librarse de ella. Además, la lamprea es capaz de detectar el estrés de su hospedador, por lo que puede optar por buscar otro o agarrarse con más fuerza si notase que éste se altera en exceso.

El principal motivo de selección parece guardar relación con el tamaño de los individuos

Las diferencias ecológicas, morfológicas, psicológicas y taxonómicas de las especies que hospedan lampreas sugieren que éstas no hacen distingos a la hora de fijarse en peces cartilaginosos, óseos y/o cetáceos. Si acaso, el principal motivo de selección parece guardar relación con el tamaño de los individuos: prefieren los que son capaces de proporcionarles más nutrientes durante un mayor tiempo. Lo cual es comprensible dado que las larvas de lamprea pasan entre cuatro y diez meses sin alimentarse durante su proceso de metamorfosis.

Noroeste peninsular

En los ríos gallegos se ha observado una tendencia alcista en cuanto al número de ejemplares de lamprea. Pero se trata de una especie amenazada a nivel local. Que su población en un río concreto sea elevada no significa que su estado de conservación sea satisfactorio, dado que el área de distribución histórica original de la lamprea en España se ha reducido considerablemente. Hoy solo persiste en el noroeste de la península ibérica. En el sur, donde se había citado, como en el Tajo, ha desaparecido. Y en el delta del Ebro un proyecto europeo se está volcando en recuperar la especie.

Los adultos en fase de remonte fluvial se topan con presas y otras barreras insalvables. Las larvas, por su parte, afrontan como pueden las extracciones de áridos y el alto grado de contaminación orgánica (procedente de focos urbanos) confirmado en los hábitats fluviales.

Solo se declaran el 30% de las capturas totales de lampreas

El furtivismo y la sobrepesca por su elevada cotización y demanda en el mercado también amenazan a la lamprea. Los pescadores declaraban (en los últimos años en los que se dispone de datos) unas cifras de capturas muy inferiores a las que se obtendrían calculando éstas a partir del número de embarcaciones y de «pesqueiras» o a partir de las ventas de los intermediarios o de los restaurantes. La Estación de Hidrobiología de la Universidad de Santiago de Compostela estima que dicho volumen corresponde solo al 30% de las lampreas que se atrapan en realidad. Para mejorar la trazabilidad del producto, la Xunta de Galicia, desde la temporada pasada (se capturan de enero hasta abril), ha dispuesto puntos de venta autorizados donde las cofradías registran a los ejemplares.

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