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Si padeces de alergia, precaución con los medicamentos que tomas antes de conducir

Antes de ponerse al volante conviene conocer los posibles efectos secundarios

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Se prevé que este año las alergias provocadas por la llegada de la primaverqa sean menores que en años anteriores. Aún así, los problemas derivados de la intolerancia al polen y otras sustancias afectan a un 30% de la población española. Aunque los modernos medicamentos ayudan a combatir sus efectos, conducir después de haber tomado un medicamento puede entrañar un riesgo improtante. Los efectos negativos de los medicamentos sobre la capacidad de conducción se denominan efectos indeseables, aunque no son igual de intensos en unas personas que en otras.

Los principales efectos secundarios de los medicamentos que pueden afectar negativamente en la capacidad de conducir, recuerdan en Fundación CEA, son el sedante (somnolencia, disminución de la alerta...), alteraciones oculares (visión borrosa, trastornos de acomodación...), alteraciones auditivas (zumbidos, acúfenos...), vértigos y temblores.

En el caso de los antihistamínicos, la reacción más común es la sedación; este efecto secundario se utiliza en muchos preparados contra el insomnio. Otros efectos pueden ser la sensación de mareo, ruidos en el oído (tinnitus), visión borrosa, euforia, descoordinación, ansiedad, insomnio, temblores, náuseas y vómitos, estreñimiento, diarrea , sequedad de boca y tos seca. Más infrecuentes son la retención urinaria, palpitaciones, hipotensión, dolor de cabeza, alucinaciones y psicosis.

Los más recientes antihistaminícos-H1 de segunda generación tienen una mayor tolerancia, aunque todavía presentan efectos adversos como mareos, fatiga, dolor de cabeza, náuseas y sequedad de boca.

Si se toman medicamentos es aconsejable leer detenidamente los prospectos, incluso avisar al médico cada vez que nos receten un medicamento sobre nuestros hábitos como conductor. En caso de asumir un tratamiento farmacológico, es clave averiguar posibles efectos sobre nuestra capacidad de conducción.

De los medicamentos susceptibles de ser recetados, los psicofármacos pueden tener los efectos más perjudiciales para la conducción. Los tranquilizantes, por ejemplo, actúan como depresores de la actividad psíquica, pueden variar el sueño, reducen los niveles de alerta, disminuyen el tiempo de reacción, pueden producir visión borrosa.

Los sedantes, calmantes y reductores de la ansiedad, también pueden provocar efectos secundarios similares a los anteriores

En cuanto a los estimulantes, actúan sobre el sistema nervioso central elevando el tono psicológico. Se emplean para tratar estados depresivos y cuando es necesario elevar el tono vital. Favorecen el desprecio al riesgo, la violencia al volante, la depresión y la somnolencia por efecto rebote, según los datos del portal de seguridad vial de la Fundación Mapfre. Según sus estudios, se estima que cerca del 10% de los accidentes de tráfico se deben a maniobras incorrectas del conductor, por consumo de medicamentos que alteran la capacidad para conducir.

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