Un patinete eléctrico compartido contamina más que viajar en un autobús diésel

Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte desvela el elevado impacto medioambiental de las flotas de patinetes eléctricos compartidos debido al coste de recogerlos para su recarga y a su corta vida útil

Patinete eléctrico compartido en las calles de Madrid EFE

S. M.

Los patinetes eléctricos, cada vez más presentes en las grandes ciudades gracias a servicios de uso por minutos o «sharing» como Lime o Uber, podrían no ser tan amigables con el medio ambiente como se pensaba. Y no precisamente por la procedencia de la energía con la que son recargados, como habitualmente se critica al coche eléctrico.

Así lo atestigua un estudio elaborado por la Universidad de Carolina del Norte , que concluye que, considerando toda su vida útil, lo que incluye su fabricación y recogida cada noche para su recarga y almacenamiento, un patinete eléctrico compartido tiene un impacto medioambiental medio de 202 gramos de CO2 por pasajero-milla (una milla = 1,6 kilómetros), frente a los 82gCO2/pasajero-milla de un autobús diésel moderno de transporte público.

El 50% de las emisiones del patinete, según los autores del estudio, procede de los materiales con los que ha sido elaborado, mientras que el 43% restante corresponde al proceso de recogida y recarga que las empresas de patinetes compartidos realizan cada noche, habitualmente mediante furgonetas impulsadas por motores de combustión. Tan solo el 4,7% corresponde a los contaminantes emitidos en el proceso de generación de energía para su recarga, según el estudio, elaborado por Joseph Hollingsworth, Brenna Copeland y Jeremiah X Johnson , del departamento de Construcción e Ingeniería Medioambiental.

El patinete empleado para el cálculo es el Xiaomi M365, habitual en las flotas de Lift o Bird, al que calculan un 24% de aluminio reciclado (usa unos 7,4 kilos) y con una batería de iones de Litio y un motor cuya composición analizan en detalle. Para su transporte, tienen en cuenta que es ensamblado en Shenzen (China) y enviado al puerto de Los Ángeles en barco, y de ahí a Raleigh (Carolina del Norte) por carretera; mientras que para su recogida diaria se supone un vehículo Euro4 diésel o gasolina que recorre, de media, entre 0,6 y 2,5 millas hasta el punto de recarga.

Los investigadores concluyen que, con todo ello en cuenta, emplear un patinete eléctrico supera en un 65% de las simulaciones a la media de un paquete conjunto de medios de transporte alternativos a los que éste aspira a sustituir, como la bicicleta, el automóvil o el transporte público en autobús.

Para la comparativa, introducen en la ecuación una encuesta realizada a los usuarios de este tipo de servicios. Según la misma, el 7% de los usuarios asegura que no se habría desplazado si no hubiera usado el patinete eléctrico ; el 49% habría ido andando o en bicicleta; el 34% hubiera usado su vehículo personal y el 11% hubiera tomado el autobús. Ello les permite concluir que cada milla recorrida en patinete eléctrico evita 0,34 millas en un coche particular; 0,11 en un vehículo público y 0,08 en bicicleta.

Además, han calculado el impacto medioambiental total de cada medio de transporte , incluyendo su fabricación. Así, a un automóvil particular le adjudican unas emisiones totales de 414 gramos de CO2 por pasajero-milla, a una bicicleta eléctrica 190 gCO2/pasajero-milla; a una escúter eléctrica 119 gramos de CO2/pasajero-milla; a un bus diésel lleno de gente en hora punta 82gCO2/milla; a una bicicleta eléctrica 40gCO2/pasajero-milla y a una bicicleta 08gCO2/pasajero-milla. Frente a ello, recordemos que los autores calculan para un patinete eléctrico compartido un total de 202 gramos de CO2 por pasajero/milla.

Los autores, que también admiten la dificultad de comparar medios de transporte tan diversos en un escenario con tantas variables -para lo que han usado el método de Monte Carlo-, insisten no obstante en que la comparativa varía enormemente en función de un aspecto clave: la vida útil del patinete compartido . Una variable que estiman entre 0,5 y dos años, pero que según otras investigaciones, podría ser incluso mucho más corta ( apenas 28,8 días, según QZ ). Así, si el patinete logra mantenerse dos años en servicio sus emisiones caen hasta 141 gCO2/pasajero-milla. Igualmente, recoger los patinetes únicamente cuando están casi a punto de agotar la batería -y no una vez al día- reduciría un 19% sus emisiones totales.

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