BMW

Olvida repintar las pinzas de freno: es un peligro

Se trata de un componente visualmente atractivo para los amantes de las prestaciones, pero redecorarlas por cuenta propia acarrea problemas

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Sobre todo entre aficionados y amantes de los coches deportivos, es habitual demandar pinzas de freno de color. Un elemento que destaca más de lo que parece por detrás de las grandes y esbeltas llantas de los modelos más prestacionales.

Es más, algunos las llevan de serie en llamativos tonos que suelen ser, entre otros, negros, rojos, amarillos, naranjas e incluso azules. El especialista de este componente Brembo lleva desde los años 80 fabricándolas, hasta el punto de haber creado un auténtico icono y toda una escuela en este campo símbolo de deportividad, prestaciones e incluso distinción. En la actualidad las hace en más de 40 tonos.

Pero, ojo, hay pigmentos con menor resistencia a la luz y a los agentes atmosféricos, menos duraderos por resistir mal la temperatura a la que trabajan las pinzas y que se deterioran antes.

Por ello, a nivel industrial no se utilizan con este cometido.

Y en esto hay otro derivda: los aficionados que prefieren pintar las pinzas por su cuenta, a menudo emulando a los grandes referentes, o bien encargarlas a terceros. Y en esto, Brembo recuerda que el entusiasmo por el ahorro en una pinza repintada puede convertirse en problema. A saber:

1. No todos los que repintan pinzas lo hacen partiendo de una pinza nueva: muchos utilizan pinzas de segunda mano, incluso procedentes de coches accidentados, que han recorrido miles de km o, en ciertos casos, incluso robados. Optar por ellas es una decisión muy poco acertada, pues si no se conoce el pasado de un componente tan crítico en la seguridad de marcha no se puede asegurar una frenada competente.

2. Tampoco es buena idea comprar una pinza de recambio “nueva”o de marca desconocida, sobre todo "blanca": puede que sea hasta de otro modelo de coche, repintada del color preferido y finalmente instalada en un vehículo que no corresponde. Las pinzas son desarrolladas ad hoc para cada coche y nunca se deben montar en otros para los que no fueron diseñadas. Una pinza atiende a variables críticas como el peso, la potencia y las características mecánicas del automóvil. Si es inapropiada puede funcionar y frenar mal en ciertas condiciones de carga y velocidad, silbar en otras e incluso durar menos.

3. Longevidad dudosa: tanto si compra una pinza repintada como si se pinta por cuenta propia es posible que, recorridos algunos miles de km, recupere el tono original o se desconche. Los agentes atmosféricos y hasta el simple aumento de temperatura del sistema de frenos pueden causar su decoloración o, peor aún, la desconchadura de la pintura por uso intenso. No obstante, el ciclo de pintura industrial es largo y complejo. Un proceso mejorado y perfeccionado en el tiempo, muy tecnificado.

4. Control de calidad: una pinza de color adecuada a cada modelo (las hay específicas en el mercado de accesorios) asegura que los materiales utilizados no repercutan negativamente en sus prestaciones. Pero una pintura hecha en casa puede entrañar riesgos como un sobrecalentamiento de los frenos. Y es que, al final, lo barato puede salir peligrosamente caro.

Ver los comentarios