La fórmula de la posición perfecta para conducir

Influye el asiento, pero aspectos como el ajuste del chasis, la posición del cambio y su tacto o el diseño del habitáculo marcan la diferencia

A. Gordillo

Probablemente Yasuyoshi Mushitan i jamás pensó que machacarse la rodilla jugando al fútbol le fuera ayudar a moverse mejor. A él y a millones de personas. Ingeniero de profesión, especializado en dinámica de chasis, los meses de convalecencia y las largas conversaciones con doctores y traumatólogos encendieron una bombilla en su cabeza.

«Cuando comenté mi situación con varios especialistas, me di cuenta de que lo que decían sobre mi rodilla y los mecanismos para caminar era exactamente lo mismo que ajustar el chasis y la suspensión en un coche. Todo gira en torno al equilibrio», explica Mushitani, responsable del desarrollo de dinámica de chasis en Mazda . Mushitani concluyó que los asientos, la carrocería y el chasis son como las piernas y articulaciones del ser humano cuando camina, ya que deben transmitir la información de la carretera de forma perfecta, evitando vibraciones y oscilaciones y generando un movimiento que resulte natural.

Ya recuperado, decidió poner en práctica su filosofía. Junto a expertos en ergonomía, conducción y diseño analizó en profundidad el cuerpo humano. El resultado fue la plataforma Skyactiv-Vehicle Architecture , que estrena el nuevo Mazda3 , en el que el objetivo primordial ha sido lograr un vínculo intuitivo entre el coche y el conductor. Un proceso en el que influye no solo la base mecánica sino aspectos como el diseño de los asientos, la posición de la palanca de cambios o el recorrido de los limpiaparabrisas.

1.- Ajuste rápido

Una correcta postura es el primer paso para conducir con confort y confianza. Una posición natural minimiza la carga sobre los músculos , lo que también reduce el cansancio, sobre todo en viajes largos. Sin embargo, conducir no es como reposar en el sofá de casa: hay que tener una visibilidad clara a través del parabrisas, que permita percibir las distancias y la velocidad adecuadamente. Con retos añadidos: por ejemplo, circular a velocidad de autopista puede distraer al conductor si se centra demasiado en la zona cercana al capó del coche.

Con ello en mente, el equipo de Mushitani reformuló el intervalo de ajuste tradicional de los asientos, situando el mecanismo de elevación sobre un arco centrado en los pedales , lo que permite ajustar la altura y distancia al volante de forma más rápida.

2.- La pelvis, recta

Los ingenieros de Mazda también han replanteado el ángulo del cojín para brindar un apoyo firme que mantenga la pelvis en posición recta y asegurar el agarre de los muslos. El asiento debe conseguir que la columna vertebral conserve su curvatura natural en forma de S . Esta postura sentada es la misma que una persona adopta de forma natural cuando camina, lo que permite que el cuerpo absorba las irregularidades de la carretera y la cabeza se mantenga estable pero sin requerir de esfuerzos adicionales para sujetarla. En cuanto a viscosidad, el secreto, de nuevo, está en el equilibrio: si el asiento es demasiado blando no ofrecerá el apoyo adecuado, mientras que si es duro dificulta la circulación y provoca entumecimiento o molestias. Un punto óptimo que el equipo de diseño del Mazda3 encontró tras realizar series repetidas de pruebas con decenas de conductores.

3.- Sin estorbos

Si el respaldo se puede ajustar es porque, evidentemente, no todos los conductores tienen la misma altura. El problema es situar los elementos estáticos de tal forma que su uso resulte confortable para todos. Por ejemplo, adelantar la posición de la palanca de cambios permite a un conductor de baja estatura manejarla con comodidad con el asiento echado hacia adelante. Al mismo tiempo, permite un ángulo más natural del brazo. Además, si los posavasos se sitúan antes de dicha palanca, el conductor no se golpeará con botellas de gran tamaño cuando cambie de marcha, y podrá ver su bebida sin apartar la vista de la carretera.

4.- De dentro a fuera

Cuando una persona camina, percibe los ejes espaciales de forma subconsciente, lo que le permite calcular la distancia hasta su destino y la dirección que debe tomar. No obstante, conducir un coche implica confinarse dentro de su habitáculo, lo que limita la visión. Un inconveniente que los diseñadores intentan superar con trucos que ayudan al conductor a percibir lo que en realidad no puede ver . Por ejemplo, en el caso del nuevo Mazda3 , la línea que recorre la parte superior de las puertas sigue las trayectorias de las marcas viales, mientras que las líneas que se parten desde el cuadro de instrumentación se extienden hacia el punto de convergencia.

5.- Todo a la vista

De nada sirve un diseño atractivo si penaliza el uso de un objeto. En el caso del pilar A de un coche, cuanto mayor es el ángulo de obstrucción, mayor es también el ángulo muerto que impide ver objetos situados delante. Un peatón que cruza de forma perpendicular al sentido de la marcha del coche puede llegar a quedar totalmente oculto hasta el momento en el que se produce un accidente. Para evitarlo, los diseñadores automovilísticos intentan reducir al máximo el espacio que queda oculto, tratando de que el conductor siempre pueda ver los objetos con al menos uno de los dos ojos, sin que tenga que cambiar de postura en el asiento. Algo que podría generar situaciones de peligro.

6.- Diseño inteligente

Por bueno que sea el campo de visión, puede verse oculto en un instante. Lluvia, nieve, barro, polvo o humedad son solo algunos de los retos que pueden surgir. Del diseño del limpiaparabrisas depende no solo qué cantidad de superficie queda despejada sino también la velocidad a la que lo hace .

Un avance reciente es el traslado de las boquillas del líquido, que antes se situaban bajo el capó, al propio brazo del limpiaparabrisas, lo que impide que la visión quede bloqueada al accionarlos. La tecnología aquí también tiene mucho que decir: en el caso del nuevo Mazda3 los limpiaparabrisas incorporan un sistema de control que calcula el ángulo de barrido inicial y lo ajusta en función del viento y de la resistencia. Un interruptor permite, además, elevar los brazos para que caiga la acumulación de nieve, mientras que su diseño permite que queden ocultos cuando no se usan.

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