Un coche elevado a la categoría de obra de arte

Un estudio sevillano gana la muestra de belleza automovilística celebrada en Chantilly

Érika Montañés

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Un coche, además de potencia y dinamismo, tecnología y electrónica, puede ser también una obra de arte. Así quedó manifiestado el pasado fin de semana en un evento selecto celebrado e n el Castillo de Chantilly donde, junto a Bugatis de once millones de euros y nuevas creaciones que debutaban ante el público, como el Buggy de Wolkswagen, Lexus expuso los cuatro modelos finalistas de un simpático concurso con el que quiso conmemorar su treinta aniversario. El triunfo fue para la obra "Armadura de escamas" (Gyorin Kozane, en japonés), que gozó de gran popularidad entre los cientos de visitantes que auparon, con sus votos, a la primera posición, por encima de los modelos alemán y francés.

Hasta llegar aquí, el modelo español había pasado antes dos cribas, la de la propia marca y los votos del público en redes sociales. El evento en suelo francés, patrocinado por el magnate suizo Richard Mille, era su último ring. Este desfile está ya a la altura de las grandes pasarelas automovilísticas del mundo , como el que tiene lugar en la región de Lombardía, en el Lago Como. A la belleza del château galo le salieron firmes competidores, con una exhibición de iconos de la elegancia y el lujo donde el sector de la automoción dio rienda suelta a sus creaciones, mientras los espectadores contemplaban encantados la maestría del diseño en cada vehículo.

A las faldas del castillo, dos modelos españoles de Lexus se batían en duelo para conquistar a los asistentes contra el colectivo francés Leitmotiv, que "tuneó" un Lexus en directo con sprays grafiteros. Por un lado, el creado por la gallega Ana Soler, un "puercoespín" o erizo, como se le denominó cariñosamente entre el público, que había punzado 1.800 veces la superficie del coche para introducir sus aspas luminosas.

Por otro, Pablo Párraga y Trini Salamanca habían dado alas en las últimas tres semanas a lo que se votó como el "car-fish" (o "coche-pez"), que el dúo artístico pergeñó a partir de un material muy novedoso . El bio epoxi (o biorresina) se usó en las 4.000 piezas cortadas, trabajadas y diseñadas cada una a mano como una pieza de artesanía diferente. Después, los artistas colocaron una sobre otra las piezas de un puzle gigantesco que cubre el coche como si fuese una malla orgánica de escamas azules y rojas. ¿El objetivo? Emular la piel de los peces . "Quisimos unir la dualidad de conceptos que inspiran a Lexus, y a nuestro estudio: la geometría y lo orgánico, la parte híbrida y sostenible con la naturaleza elegante, la tradición y el arte que puede transformar un vehículo tecnológico en una pieza innovadora y única", aseguran los artistas a ABC.

Se inspiraron en la naturaleza de otros animales: cómo reptan las serpientes , cómo se mueven las iguanas y los lagartos, y dieron con la fórmula para adaptarse a la aerodinámica innata de un automóvil. Generaron un patrón de escamas sobre una superficie angular. Ellos, que conducen el arte a esculturas y muebles, transformaron el Lexus UX 250H en la piel protectora de un pez con vida propia, un motivo referencial de la cultura nipona con el que la marca se siente muy cómoda. En el acto, el director de Lexus Europa, Pascal Ruch , se mostró encantado: "El diseño audaz es uno de nuestros pilares". Basta con ver el resultado de este pez.

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