Prueba

Volkswagen Polo 2018: joven, ágil y desenfadado

Probamos en profundidad una unidad equipada con el propulsor gasolina TSI de 115CV

Unai Mezcua

El Polo es por méritos propios uno de los vehículos más vendidos de todos los tiempos. Más de 16 millones de unidades comercializadas avalan al subcompacto de Volkswagen, cuya sexta generación se presentó el pasado junio y llegó a los concesionarios españoles en octubre.

Hecho, como casi todos sus predecesores, en la factoría navarra de Landaben , el nuevo Polo mantiene el espíritu jóven de sus predecesores, si bien crece en tamaño, hasta alcanzar unas dimensiones similares a las de un Golf de cuarta generación. En concreto, es más largo y bajo que su predecesor, y gana en amplitud interior, con unas medidas de 4,053 metros de largo (81 mm más que el modelo al que sustituye), una batalla de 2,564 mm (94 mm más), y un volumen del maletero de 351 litros (71 litros más) .

El resultado es más espacio interior, confortable para cuatro personas en largas rutas y suficiente para cinco en trayectos más contenidos. No obstante, su «estirón» no dificulta que el Polo siga siendo un coche ágil y cómodo de aparcar en ciudad, el entorno por el que a buen seguro más se moverá.

En ABC hemos probado en profundidad una unidad equipada con el propulsor gasolina TSI de 115CV , un motor que garantiza muy buenas reacciones y sensaciones en todas las circunstancias de conducción, y también un consumo bastante contenido. En nuestro caso, de 6 litros a los 100 kilómetros.

Su uso se puede configurar en función de las necesidades y gustos del conductor gracias a cuatro modos de conducción, Sport, Normal, Eco e Individual, que actúan también sobre la reacción del pedal y el sistema de parada y arranque Start & Stop. No sobre la suspensión, algo dura pero propia de un vehículo de asfalto como el Polo, y en absoluto incómoda.

El propulsor se combinaba con un cambio automático DSG de siete velocidades, igualmente efectivo y recomendable, a pesar de que un vehículo de las características del Polo aconseja más una transmisión manual, cuyo funcionamiento probamos durante su presentación y también resultó notable .

El interior destaca por su calidad percibida. El salpicadero es muy personalizable, y la gama de colores es muy amplia. La pantalla, de 8 pulgadas (las versiones más básicas montan de 6 pulgadas) está perfectamente integrada en el salpicadero, recorrido en su totalidad por una agradable luz Led que crea un ambiente acogedor por la noche. Ésta da acceso al sistema de infoentretenimiento del vehículo, compatible con con Apple CarPlay y Android Auto y con función Mirror Link, que permite interactuar con el teléfono móvil.

Para los preocupados por el ahorro y el medio ambiente, el Polo también permite acceder, a través de esta pantalla, a un listado de consejos para ahorrar carburante , que también se muestran en una segunda pantalla situada en el cuadro, entre el tacómetro y el velocímetro, cuando el modo Eco está seleccionado.

Además, el Polo 2018 integra un eficaz sistema de control por voz, muy útil para buscar direcciones, llamar a contactos o cambiar de emisora, de funcionamiento bastante certero. Como opción, también está disponible el innovador cuadro Digital Cockpit de Volkswagen, que sustituye las esferas por una pantalla de alta resolución, algo poco habitual en vehículos de este segmento.

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