Mitsubishi Outlander PHEV: las claves del SUV híbrido enchufable que ha seducido al mercado

Sus dos motores eléctricos le permiten comportarse como un vehículo eficiente, mientras que su propulsor gasolina de 125CV evita los inconvenientes de un coche eléctrico puro

U. Mezcua

Los vehículos ecológicos están comenzando a despegar en este 2017. Aunque el número de vehículos ecológicos es todavía pequeño en términos porcentuales - suponen aproximadamente un 4% del total de las matriculaciones -, comienza a ser evidente que cada vez más conductores se dejan seducir por ellos. Prueba de ello es que las ayudas destinadas a la adquisición de un vehículo poco contaminante, el plan Movea, apenas han tardado 24 horas en agotarse, y también que en los siete primeros meses de 2017 se matricularon 35.708 híbridos y eléctricos, un 82,7% más que en el mismo período del año anterior.

Destacan, fundamentalmente, los vehículos híbridos, de los cuales se han vendido 32.000 unidades en los siete primeros meses. Muy por debajo de esa cifra se sitúan las ventas de híbridos enchufables y eléctricos. Sin embargo, varios modelos concretos destacan, entre ellos el Mitsubishi Outlander PHEV , del cual se han matriculado 60 unidades, lo que lo convierte en el híbrido enchufable más vendido en nuestro país.

En ABC ya contamos en mayo las sensaciones de conducción de este SUV, aunque pretendemos centrarnos ahora en las características que le han permitido alzarse con el liderato en su categoría, no solo en España, sino también en Europa, donde se han vendido en total más de 100.000 unidades .

[ Prueba Mitsubishi Outlander PHEV ]

Su principal ventaja es evidente: combina dos mecánicas, eléctrica y de combustión, lo que le permite ofrecer las ventajas de un coche ecológico -entrar sin restricción en zonas urbanas, no emitir contaminantes, poder alimentarse de forma mucho más económica, etc- pero sin sus inconvenientes, como la escasa autonomía, el elevado tiempo de carga y la dependencia de un cargador apto para recargar en el menor lapso de tiempo.

Pantalla que muestra la procedencia de la energía que mueve las ruedas en cada momento. En el momento de la captura procede de la batería situada bajo los asientos del vehículo

Así, el Outlander PHEV cuenta con tres motores, un gasolina de 125CV y dos eléctricos de 82CV, que rinden en total 203CV. Los dos eléctricos se alimentan de una batería de iones de litio de 12 kWh, lo que le permite recorrer en modo eléctrico unos 50 kilómetros. El motor de gasolina, por su parte, entra en servicio cuando se agota esta batería o bien el conductor requiere de un empuje adicional que los motores eléctricos no puedan darle, algo que en una conducción normal ocurre en muy pocas ocasiones.

La recarga de esta batería puede realizarse mediante un cargador de carga rápida, que la rellena al 80% en apenas media hora, o mediante un enchufe normal, que tarda unas cinco horas en recargarla totalmente. Por este motivo, el Outlander PHEV es un vehículo que resultará interesante a aquellos que puedan enchufarlo en su casa, su garaje o su puesto de trabajo.

Cable de recarga en su hueco del maletero

No obstante, el propulsor de gasolina también puede recargar la batería, algo útil para ocasiones en las que esté totalmente restringida la circulación de vehículos de combustión y no hayamos tenido acceso a un enchufe, pero muy desaconsejable, ya que es muy ineficiente. El vehículo permite alternar en plena conducción entre este modo, denominado Charge, el modo totalmente eléctrico, y el modo Save, que evita que se gasten las baterías.

Al margen de esta mecánica híbrida, el Outlander PHEV se conduce como cualquier otro vehículo automático, con la salvedad de que el salpicadero muestra si el vehículo está en modo de recarga -algo que sucede siempre que no se esté pisando el pedal del acelerador-, en modo Eco -utilizando los motores eléctricos- o en modo Power -usando el propulsor de gasolina- en el lugar donde habitualmente está el cuentarrevoluciones. Además, es un vehículo amplio, completo y bien rematado , ya que solo se ofrece con el acabado Kaiteki, el más alto de gama.

Indicadores tras el salpicadero

Precisamente eso, el ser en un vehículo que permite sin complicaciones un uso diario o para grandes viajes, como cualquier coche de combustión (con la única contra del tamaño más reducido de su depósito de combustible debido al espacio ocupado por la mecánica eléctrica) es su segunda gran ventaja, aunque quizás para muchos compradores haya sido su precio el motivo que acabó por convencerles. Y es que con los descuentos de la marca se sitúa en 39.920 euros, si bien gracias al Movea pudo llegar a adquirirse por 35.000, es decir, 3.000 euros más barato que la versión diésel del Outlander.

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