Brexit: Más obstáculos para el automóvil, una industria con escaso margen

Durante décadas, la industria automovilística ha ido tejiendo complejas cadenas de suministro de escala global, basadas en la máxima eficiencia, una rigurosa puntualidad y el suministro de piezas «just in time». Por este motivo, el Brexit, más allá de que se produzca con o sin acuerdo, ya tiene graves implicaciones para el conjunto del sector pues introduce restricciones al libre movimiento de los vehículos y componentes en el territorio de la Unión Europea. Como consecuencia, tendrá un impacto económico y supondrá una pérdida de competitividad derivada de potenciales nuevos impuestos, tasas aduaneras, aspectos regulatorios que afectaran a las homologaciones de los vehículos o los tiempos de espera que se añadirán derivados de los nuevos trámites aduaneros a una industria que trabaja con unos márgenes escasos.

Esto obligará a replantearse aspectos relacionados con la producción y la cadena de valor, aspectos logísticos o decisiones futuras de asignación de carga de trabajo. Es difícil ver en todo este proceso una oportunidad derivada de una deslocalización directa por el volumen de inversión necesaria, la competencia de otros mercados de bajo coste y la dificultad sostenida de atender a un mercado como el de Reino Unido en forma de exportaciones, que se encarecerá y potencialmente ver caer sus niveles de consumo interno.

Por tanto, desde el punto de vista tanto de los productores, como desde el de los exportadores, el impacto potencial de la salida del Reino Unido de la comunidad europea es suficientemente negativo para el conjunto del sector del automóvil como para que las consecuencias afecten al conjunto de países de la Unión Europea y más allá a otros países productores emergentes.

* Begoña Cristeto es socia de KPMG en España y Ex-Secretaria General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa