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Como ahora, los primeros anuncios españoles de coches tenían gran poder de convicción.

Publicidad del automóvil de ayer y hoy: cómo hemos cambiado

El coche siempre fue y será la llave para cumplir los deseos de muchos, como refleja su paso por el mundo publicitario. Por cierto, esta parcela ha evolucionado de forma drástica. Antes incluso enseñaba comportamientos inadecuados y hasta prohibidos al volante

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Como si del tema ‘Cómo hemos cambiado’ del grupo musical Presuntos implicados se tratara, la publicidad del automóvil ha evolucionado sobremanera desde que éste mecanizó nuestro país en los años 70. Han cambiado la técnica audiovisual, la iconografía y los mensajes, pero siempre han coincidido en situar al vehículo como elemento crucial para conseguir los retos y deseos de la población en cada época.

Ver hoy un anuncio de los años 50 suele provocar risas y chanzas (véase vídeo sobre estas líneas), pero la consultora AutoScout24 recuerda que tenían gran poder de convicción. Imágenes sencillas presentaban momentos de la vida cotidiana y sus problemas, a los que daban solución; pero sobre todo presentaban oportunidades que anhelaba la población de aquel entonces como viajar, ir al campo o experimentar sensaciones nuevas.

Así, se pudo ver al Renault 4 a toda velocidad por caminos y vadeando ríos porque era «El coche todo ventajas»; al Seat 127 dando saltos por el campo entre bombas porque era «Para la guerra de todos los días»; a un Citroën GS circulando y zigzagueando conos a tres ruedas porque «Empieza donde otros acaban»; una furgoneta Ebro bajando escaleras porque «Procede del camión», aunque es más ágil y rápida; un coche que «parece nuevo» tras aplicar cera 'Rally'; o un coche que se queda tirado en la carretera y con toda la familia porque lleva un «aceite cualquiera» y no de la marca Repsol.

También se realzaban sus cualidades como el Citroën Dyane 6, 'El coche para gente encantadora', donde el único defecto era viajar con la suegra —que termina amordazada y maniatada—, o el increíble espacio interior del Mini utilizado para transporte escolar alojando a un gran número de niños, delante y detrás, sin cinturón de seguridad ni sillitas de retención infantil.

El ahora es diferente

Hemos superado épocas donde se realzó el origen automovilístico de modelos japoneses o de «tecnología alemana»; novedades mecánicas como la quinta marcha o el ABS; la inclusión de regalos como el aire acondicionado, donde niños convencían de las facilidades de financiación; nos han preguntado si «nos gusta conducir» o «dormir cinco minutos más»; y prometido imposibles como «la luna» o el «Ziritione».

Ahora se pone el foco en el elemento diferenciador: coches que aparcan solos en la cornisa de un edificio sin intervención del conductor ( Ford Focus), frenan de forma independiente (Volkswagen Golf), avisan de la presencia de ciclistas ( Volvo), encienden las luces cuando se acerca una persona (VW Passat) o incluso directamente destacan el regalo que te hacen por comprarlo (Renault Megane y Tablet Vexia).

La actual publicidad persigue que el conductor tenga un coche exclusivo, al menos comparado con sus allegados, por lo que en 50 años hemos pasado de unos anuncios donde se destacaba el rendimiento a otra de sensaciones y comodidades. Ya no son situaciones de la vida cotidiana, ahora son momentos soñados, muy alejados de nuestra rutina. Y por supuesto, han sabido recoger y aplicar las mejoras técnicas del cine para llevar a la pequeña pantalla los mejores efectos especiales y golpes de música.

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