La versión City Look del 500X tiene una orientación más urbana o asfática
La versión City Look del 500X tiene una orientación más urbana o asfática

Fiat 500X, ¿en diésel o gasolina?

Presume del encanto del 500 de tres puertas con un 'envase' que, aún sin «tirar la casa por la ventana» —porque es menos grande de lo que en directo parece—, amplía posibilidades y funcionalidad de uso. Lo hemos medido en diésel y gasolina, con un resultado bastante próximo entre sí que invita a una reflexión antes de decidir la compra

eduardo cano
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Fiat ha dado en el clavo con el remake del Fiat 500. Tanto es así que ahora que lo ha refrescado apenas si lo ha modificado, como parece que invitaban sus favorables números comerciales, sobre todo en países como Italia. Desde luego, no ha cambiado en lo estético, como se aprecia en este enlace.

El coche, disponible en versión semi descapotable 500C, se ha convertido en el icono en la marca, por no decir en la marca en sí mismo. De él han derivado los monovolúmenes 500L, 500 Trekking y 500L Living, y, más recientemente, el SUV compacto 500X que nos ocupa.

En nuestra opinión, y a diferencia de la versión monovolumen, el 500X sí tiene la 'gracia' visual del más pequeño de los 500 reeditados.

Pero ojo, también sus condicionantes. Y es que si un 500L, en cualquiera de sus declinaciones, es un coche amplio y habitable, muy versátil, el diseño del 500X pasa factura en puntos clave como la habitabilidad trasera, justa a nada que los asientos delanteros viajen retrasados. Tampoco el maletero es para «tirar cohetes», aunque sus 350 litros básicos (1.000 con los respaldos traseros vencidos) se mueven en la media del segmento compacto.

Por lo demás, es un coche de buena presentación, con una calidad correcta, multitud de elementos compartidos con el Jeep Renegade —se fabrican conjuntamente en la planta italiana de Melfi— y un equipamiento de serie suficiente.

Sobre éste, aire acondicionado, llantas de 17 pulgadas, Bluetooth o cuatro elevalunas van incluidos, pero hacerse con el pack de seguridad (aviso de obstáculos en los ángulos ciegos, de pérdida de carril, control activo de crucero y frenada automática a baja velocidad ante riesgo de alcance) obliga a desembolsar 1.100 euros. A su vez, el encendido automático de luces y limpiaparabrisas van incluidos en otro pack (350 euros) con retrovisor interior fotocromático, el acceso y arranque 'inteligentes' supone un extra agrupado de 900 euros, las alfombrillas con tercer reposacabeza poterior y asiento de acompañante regulable en altura sale por 200 euros, el climatizador bizona cuesta 450 euros, el tapizado de cuero 1.000 —como el navegador integrado— y el techo eléctrico, por citar solo algunos ejemplos, 1.200 euros.

Para ciudad o campo

Con todos los descuentos posibles, la marca lo anuncia en versión City Look, la más urbana y que corresponde con el coche blanco de las imágenes, desde 12.900 euros. Lo mismo que la alternativa más campera Off-Road Look, con paragolpes diferentes —permiten mejores ángulos en campo—, barras de techo... Tarifas competitivas, quizá un poco 'optimistas' porque no todo el mundo tiene Plan PIVE o se acoge a la financiación de la marca.

Además, se corresponden con los motores menos enérgicos. Nosotros hemos analizado los 500X más interesantes: el 1.4 turbo de gasolina y 140 CV frente al turbodiésel que rinde 120 CV (datos técnicos en la ficha superior entre paréntesis). Como vienen a ofrecer un andar parecido y solvente, pues la presencia del turbo determina un reprís equiparable, la elección reside sobre todo en el consumo.

Sobre éste, nuestra medición ante uso cotidiano mayoritariamente urbano alternando por circunvalación periférica habla de una media real de 9 l/100 km en el primero y de 7,5 l/100 km para el segundo, alejados de los optimistas 6 y 4,1 l/100 km respectivamente que declara el fabricante. Sea como fuera, esos valores suponen completar 32.600 km en el primer caso o alrededor de 34.000 km en el segundo, lo que sin lugar a dudas decanta nuestra a elección a favor de un diésel que, muchos, amoritzarán en poco más de dos años.

Dicho esto, ¿resulta el 500X una compra interesante? Entrar y salir con algo más de soltura que en un compacto por su mayor altura relativa o conducir con un poco más de visibildad frontal —aunque para recular es bastante más justa— es algo que valora cualquier comprador de SUV. Y, en esto, el 500X no es excepción. Otros puntos favorables son, como indicábamos, una acertada estética vintage como se advierte con detalle accediendo a esta galería de imágenes—, su calidad o una dotación de serie correcta. Como coche para parejas con niños pequeños va de primera, pero no es un viajero nato ni un vehículo tan capaz como algunos competidores.

Eso sí, es de justicia añadir una facilidad de conducción que no admite reproche, incluida su capacidad para maniobrar en espacios angostos —11,5 metros entre bordillos—. Por ejemplo, su estabilidad direccional es gratificante, su dirección suficientemente precisa y los frenos, cumplidores. Sobre baches —donde filtra algún que otro desajuste interior—, o superando los incómodos 'guardas tumbados' habituales de las urbanizaciones, el eje trasero se siente duro y rebotón, lo que el pasaje no pasará inadvertido.

En suma, es caprichoso e incluso adecuado para adentrarse por pistas de dificultad baja o media —sobre todo en versión de tracción total, unos 1.800 euros más cara, aunque sin ella disfruta de control Mood Selector para modular la respuesta mecánica–. A saber: no encuentra en el cambio automático de nueve relaciones –unos 2.000 euros– su mayor aliado por los tirones que libera en marchas cortas, y además, gustos al margen, tiene al «enemigo en casa». Sí, porque el Jeep Renegade, algo más amplio y aprovechable, comparte motores y destila una robustez general superior.

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