La estatua del nieto de Franco y otras curiosidades del parque del Oeste
Las obras del parque del Oeste comenzaron en 1893 - abc

La estatua del nieto de Franco y otras curiosidades del parque del Oeste

Sufrió la Guerra Civil, acogió un concierto de The Smiths, cuenta con más de 20.000 rosales y tiene ya 110 años de historia

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Sufrió la Guerra Civil, acogió un concierto de The Smiths, cuenta con más de 20.000 rosales y tiene ya 110 años de historia

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  1. El parque cumple 110 años

    Las obras del parque del Oeste comenzaron en 1893
    Las obras del parque del Oeste comenzaron en 1893 - abc

    El parque del Oeste cumple 110 años entre los madrileños. Pero la imagen de este pequeño pulmón verde a día de hoy dista mucho de lo que fue. En ese espacio que va desde la carretera de La Coruña hasta Ciudad Universitaria delimitando con Moncloa, unas 100 hectáreas, se encontraba el vertedero de Madrid.

    Aunque la obra comenzó en 1893, fue en 1905 cuando el entonces alcalde Alberto Aguilera (Valencia, 1842-Madrid, 1912), pidió a Celedonio Rodrigáñez que diseñase un lugar para «el paseo y descanso de los madrileños». El espacio tiene un trazado general de jardín inglés con fuertes desniveles, y guarda muchos secretos en sus rincones como búnkeres de la Guerra Civil, esculturas y monumentos a poetas y artistas, y miles de rosas.

  2. La biblioteca del parque del Oeste

    Dos mujeres escogen libro en el parque del Oeste en 1921
    Dos mujeres escogen libro en el parque del Oeste en 1921 - larregla

    Según cuenta Raquel Sánchez García, profesora de Historia en la UCM, en «La lectura de la España contemporánea», en 1919 la ciudad de Madrid tuvo una interesante iniciativa. Crearon un Servicio de Bibliotecas Circulantes y de los Parques de Madrid, formada por unos 2000 libros. El Retiro y el parque del Oeste fueron los dos lugares escogidos para que los madrileños pudiesen disfrutar del placer de la lectura entre árboles y flores. La idea fue un éxito completo y más volúmenes se sumaron. En 1930 hasta se añadieron libros de bachillerato para aquellos estudiantes con pocos recursos que no pudiesen permitírselo.

    En primavera y verano los madrileños enloquecían y se llevaban cientos de novelas. Estas bibliotecas ayudaron además a instruir a muchos vecinos que no tenían otra forma de llegar a un libro. Una genial iniciativa que con el tiempo fue perdiéndose, a medida que proliferaban las bibliotecas públicas.

  3. Escenario de la Guerra Civil

    Un miliciano escribiendo a su familia en el parque durante la guerra, en 1937
    Un miliciano escribiendo a su familia en el parque durante la guerra, en 1937 - josé díaz casariego

    Durante la Guerra Civil el parque se convirtió en un escenario clave. Actualmente se conservan tres búnkeres para ametralladoras en este espacio donde se asentaba entonces el bando republicano. Del resto, al igual que de las trincheras, nada queda ya.

    La Ciudad Universitaria fue otro punto esencial. La guerra se estaba produciendo prácticamente a las puertas de la ciudad. Cuenta Juan Antonio González Cárceles en su libro «[...]Desolación de la quimera. La Facultad sacudida por la guerra civil. El frente de la Ciudad Universitaria» que al finalizar la guerra se pensó dejar esta zona de la ciudad tal y como estaba como «recuerdo de los años de lucha», pero finalmente se ordenó la reconstrucción, de ahí que estos tres búnkeres sean de las pocas huellas que quedan.

  4. Rosaleda de Madrid

    La rosaleda del parque del Oeste durante el concurso
    La rosaleda del parque del Oeste durante el concurso - ángel de antonio

    Uno de los secretos del parque es la impresionante rosaleda que esconde en su interior. Tiene unos 32.000 metros cuadrados de extensión y fue construida por Ramón Ortíz en 1956, de ahí que se la conozca también como «Jardín de Ramón Ortíz». Sus rosales, más de 20.000, proceden de todos los rincones de la tierra y además cuenta con el Concurso Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid, donde expertos votan por el mejor rosal según sus características y su evolución (se cultivan durante tres años). Y también hay con un concurso popular para que los vecinos puedan votar su favorito.

  5. Paseo de Camoens

    Fuente de Juan de Villanueva en el paseo de Camoens
    Fuente de Juan de Villanueva en el paseo de Camoens - madridfoto

    El paseo de Camoens es la espina dorsal de este parque. Está coronada por la fuente de Juan de Villanueva, erigida en honor a este arquitecto neoclásico que, entre otras cosas, reconstruyó la plaza Mayor tras el incendio de 1790.

    La fuente es obra del escultor Santiago Costa, y de los arquitectos Víctor D'Ors y Manuel Ambrós. Los que tengan un poco de memoria podrán recordar que esta fuente se situaba en la Glorieta de San Vicente. Ahí estuvo hasta 1995, momento en que se la trasladó perdiendo algunas de sus esculturas por el camino.

    El paseo se corta cada fin de semana para que cientos de familias puedan ir hasta allí y practicar deportes o pasear sin el bullicio de los coches. Hay canchas de baloncesto y mucho verde y, algunos días, los skaters se hacen con la calzada aprovechando la carretera desierta.

  6. Los Smiths tocan en el parque del Oeste

    El grupo británico The Smiths
    El grupo británico The Smiths - abc

    El paseo de Camoens es conocido también por sus conciertos. En medio del parque han tocado grupos como La Unión, Pereza o Loquillo y los Trogloditas, de forma totalmente gratuita.

    Pero sin duda, uno de los momentos memorables en este paseo fue el concierto que dio el grupo británico The Smiths en 1985. Fue en mayo, cuando la banda todavía estaba en la cresta de la ola.

    Cómo iba a imaginarse el público madrileño que un grupo que llenaba estadios en Inglaterra iba a tocar de forma gratuita en uno de los parques más conocidos y menos valorados de la ciudad.

    Duró solo una hora pero, por lo que dicen los afortunados que asistieron, el paseo estaba a rebosar. Tocaron temas como «Hand in glove», «Heaven knows i'm miserable now» o «This charming man», con la que cerraron el concierto.

  7. El monumento a Miguel Hernández

    Monumento a Miguel Hernández en el parque del Oeste
    Monumento a Miguel Hernández en el parque del Oeste - alejandro

    Entre sus árboles se encuentran muchos monumentos desconocidos, en muchas ocasiones, hasta por los madrileños. Entre sus cientos de reliquias hay una dedicada al poeta Miguel Hernández. Según recogió el ABC en 1985, durante sus últimos años en el penal de Ocaña compartió celda con el dramaturgo Buero Vallejo, que le pintó un retrato. Hernández quería enviarle a su mujer, Josefina Manresa, un dibujo, probablemente consciente de que nunca volvería a ver a su hijo y que aquel dibujo, tal vez, sería la última imagen que el pequeño tendría de su padre. Ese mismo dibujo es el que decora a día de hoy el monumento en el parque madrileño, en un medallón de bronce.

    A la inauguración asistieron figuras como Rafael Alberti, Francisco Umbral, Gerardo Diego o Carmen Conde. Su autor, Enrique Domínguez Uceta, no quería un monumento tradicional. Lo que quería era convertir el lugar en «una plazuela que servirá de lugar de encuentros poéticos».

    Grabado en una de sus paredes descansa un poema que Hernández dedicó a la ciudad de Madrid:

    «Esta ciudad no se aplaca con fuego,

    este laurel con rencor no se tala.

    Este rosal sin ventura,

    este espliego júbilo exhala».

  8. Esculturas y estatuas escondidas por el parque

    Monumento al maestro degradado por el paso del tiempo
    Monumento al maestro degradado por el paso del tiempo - wikipedia

    No menos importantes son otros monumentos como la estatua de la Santísima Virgen, situada en el paseo de Camoens. El escenario sirve, el primer sábado de cada mes, para congregar a los fieles que quieran rezar el Rosario frente a la escultura de 12 metros.

    También es conocido el Homenaje al Maestro. En 1965 el diario ABC dedicaba una página a su inauguración. Fue obra del cántabro Víctor de los Ríos y realizado en piedra caliza, con unos cinco metros de altura. Representa a un maestro con una mano posada sobre un niño mientras que alza la otra «explicando la lección». Para el alumno se utilizó como modelo a Francisco Franco Martínez-Bordiú, nieto del dictador español.

    También se encuentra en una plazoleta camino de Ciudad Universitaria la escultura ecuestre del revolucionario Simón Bolívar. Antes se encontraba ahí el monumento a los Héroes de las Guerras Coloniales, destruido durante la Guerra Civil.

    Destaca también la sugerente escultura de una figura femenina escondida en la rosaleda. Es una obra de Federico Coullaut-Valera y se tiene muy pocos datos sobre el significado de esta chica arreglándose el pelo frente a las rosas.

  9. El Templo de Debod y el Cuartel de la Montaña

    El Templo de Debod instalado en el solar del antiguo Cuartel de la Montaña
    El Templo de Debod instalado en el solar del antiguo Cuartel de la Montaña - manuel sanz bermejo

    Casi limitando ya con plaza de España se encuentra el Templo de Debod, llamado así por la reliquia egipcia que alberga en su interior. Pocos desconocen la historia de cómo acabó en el parque del Oeste.

    El templo fue un regalo del gobierno egipcio por la ayuda de España cuando el lago Nasser amenazaba con llevarse por delante muchos de los monumentos arquitectónicos de la región. Fue parte de un llamamiento de la Unesco a todas las naciones para salvar la historia de Egipto. Se trasladó y montó pieza por pieza, y se inauguró en los años 70. A día de hoy todavía se puede visitar, eso sí, algunas fuentes aseguran que la reconstrucción no fue todo lo fiel a la realidad que debería.

    Casi al lado se encuentra el monumento a los Caídos en el Cuartel de la Montaña. En ese mismo lugar se inició la sublevación militar, en 1936, que daría paso a la Guerra Civil.

    Allí se encuentra una escultura de bronce representando a un hombre mutilado, obra del escultor y arquitecto Joaquín Vaquero Turcios. A su alrededor, las piedras simulan sacos de terreros.

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