Fachada del Café Comercial
Fachada del Café Comercial - maya balanya

El local del Café Comercial tiene vía libre para ejercer cualquier actividad

El Ayuntamiento decreta que este local podrá abrir con cualquier uso, pero respetando los elementos protegidos

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No sobrevivió el negocio de la familia Contreras, ni su carta de cafés, ni tampoco sus churros y porras recién hechos. Pero perdurará toda la esencia del que fue el café más antiguo de Madrid, el Café Comercial, por mucho tiempo. Y no solo por las obras literarias y cinematográficas donde ha quedado su huella, sino porque todos los elementos que le han dado vida estos años deberán permanecer intactos para quien quiera echar raíces en su local. El mostrador de mármol, las lámparas del salón, las escaleras, su mobiliario, su fachada, los decorados verticales, los techos, los paños, el rótulo,... casi todo lo que un día fue este paraje desbordado de inspiración.

El alma del Café Comercial seguirá reflejándose en sus espejos ya sea un bar, una tienda, un hostal o un pequeño teatro.

El Ayuntamiento de Madrid anunció el lunes que se permite cualquier actividad siempre y cuando se respeten los elementos protegidos, que son prácticamente todos, de este establecimiento catalogado con el nivel I de protección de la Dirección General de Edificación. Anunció el equipo de Manuela Carmena que este grado de seguridad se concede a aquellos locales de gran valor en los que se pretende la conservación integral de su organización arquitectónica, tanto en acabados como en materiales. El Café Comercial, que abrió sus puertas el 21 de marzo de 1887, según el Archivo de la Villa de Madrid, está protegido arquitectónicamente en su integridad, pero puede cambiar de uso.

Sin obras peligrosas

Solo prohibirá el Consistorio cualquier actividad que supusiese la realización de obras que pudieran poner en riesgo los elementos mencionados. Son compatibles con esta exigencia usos terciarios como residencial, industrial, de restauración, hospedaje, comercial, dotacional, oficinas y recreativo. Especifica el Ayuntamiento que, dentro de los usos recreativos, se contempla la posibilidad de la planta baja e inferior para salas de reunión con aforo inferior a 50 personas; establecimientos de consumo de bebidas y comidas con aforo inferior a 100 personas, y espectáculos con aforo inferior a 300 personas. También se prevén otro tipo de actividades autorizables mediante un Plan Especial.

Sea cual fuere el negocio que aterrice en la glorieta de Bilbao, la que un día fue la esquina del Comercial, el Ayuntamiento garantizará la conservación de este icono para los madrileños. El Comercial no fue una cafetería sin más. En sus 128 años de historia se transformó en espacio de tertulias de escritores, periodistas, artistas, músicos y toreros. Nombres como los hermanos Machado, Poncela, Azcona, Sánchez Ferlosio, Cela, Campmany, Mingote o Celia Gámez, entre otros muchos, siempre avivarán su recuerdo.

El Comercial echó el cierre el pasado 27 de julio, dejando en la calle a 19 empleados que llevaban toda su vida en este café donde todo aquel que entraba a trabajar no se marchaba nunca. Las dueñas de este mítico salón, la tercera generación de los Contreras, estaban cansadas, a sus 70 años, de lidiar con el trajín de su día a día. No dieron más razón para una clausura que pilló por sorpresa. Desde que se anunció el cierre generó una oleada de reconocimiento, gratitud y recuerdo. Sus cristaleras se han llenado de despedidas cargadas de sentimiento.

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