Las marquesinas de Madrid: una renovación eterna

El contrato establecía que las obras deberían haberse terminado en de octubre del año pasado, pero aún quedan muchas por sustituir. La EMT penalizará el retraso

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Mientras charlan, dos ancianas esperan al autobús. Aunque la parada está vallada y los materiales de la obra la rodean, nada indica que no se detendrá ahí, como siempre. No parecen sorprendidas de que nadie más aguarde junto a ellas en la nueva marquesina, todavía por terminar. El modelo se ha renovado. Frente al antiguo techo en bóveda y los postes marrones, el innovador diseño se constituye a base de paneles de cristal. La publicidad, situada en cada extremo, cobija a las señoras. Entretenidas, no reparan en la desconectada pantalla electrónica que debería informarles sobre el tiempo de espera. Unas chicas que salen de trabajar pasan de largo. Su camino se detiene unos 50 metros más abajo, junto a un poste elevado sobre una base de hormigón.

Su cabecera anuncia que es una parada provisional. Desde la pasada primavera, esta escena se repite a diario en muchas otras calles de Madrid.

El autobús pasa y no recoge a las ancianas. Alertadas por el grupo de jóvenes, corren hacia la improvisada parada, donde el vehículo frena. Por suerte, esta vez han llegado a tiempo. Las obras se suceden desde abril de 2014, después de que una Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Cemusa y El Mobiliario Urbano S.L.U., una filial de JCDecaux, ganase el 24 de marzo el concurso convocado por la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid. Tanto Cemusa como El Mobiliario Urbano S.L.U. se dedican a la explotación publicitaria de mobiliario urbano y su candidatura fue la única en presentarse.

El contrato establecía que las obras deberían terminarse en un plazo de seis meses, es decir, a mediados de octubre de 2014. Fuentes de Cemusa y EMT aseguran que este retraso será penalizado, pero por el momento desconocen la cuantía y la fecha en la que se adoptará esta medida.

El buen estado de las antiguas marquesinas provocó que muchos ciudadanos cuestionasen esta operación. Además, la deuda acumulada por el Ayuntamiento de la capital –casi 7.000 millones de euros- y la crítica situación económica de la EMT –cuyas pérdidas en 2013 se incrementaron un 50% respecto al año anterior- añadieron dudas sobre el proceso.

Los partidos políticos no se han mostrado favorables a la remodelación de las marquesinas. Izquierda Unida desaprueba el diseño de los bancos. UPyD critica la mala gestión del Partido Popular en la EMT, «necesitada de una inyección económica y amenazada en su propia supervivencia». La formación magenta concluye acerca del contrato de las marquesinas: «Es como tener un hijo golfo y darle dinero para sus juergas sin reprenderle su mala actitud».

Descontento en las redes sociales

Las redes sociales también recogieron el descontento de los madrileños, escépticos ante una obra de tales dimensiones y financiada supuestamente con fondos públicos. «Para gastar dinero, las otras estaban bien. ¿Qué necesidad había?», comenta María, una usuaria que coge el autobús junto a la cafetería Hontanares, en el intercambiador de Avenida de América.

En realidad, la EMT ingresará aproximadamente 12 millones de euros cada uno de los 13 años que dura el contrato. Un total de 156 millones. Además, los beneficios por la explotación publicitaria de las 4.265 marquesinas se repartirán entre la EMT y la UTE Cemusa y El Mobiliario Urbano S.L.U., en función de unos porcentajes establecidos en el pliego de condiciones del contrato. Una vez terminado el plazo de 13 años, las marquesinas pertenecerán al Ayuntamiento.

En el acuerdo anterior el escenario era diferente. Fue firmado en la década de los noventa, durante la alcaldía de José María Álvarez del Manzano. También adjudicado a Cemusa, «no contemplaba la reversión de las marquesinas y los postes-bus al Ayuntamiento de Madrid», como atestigua un documento del Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad. Lo que abocó, inevitablemente, a la reconversión actual.

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