¿Por qué las uvas de Nochevieja se comen en la Puerta del Sol?

Las crónicas de la época recuerdan a Alfonso XIII celebrando el Año Nuevo de incógnito entre la multitud en 1930

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Son muchas las teorías que explican los orígenes de la tradicional comida de uvas de Nochevieja en la Puerta del Sol. Existen recortes de prensa de enero de 1897 donde ya se podía leer: «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante», y es posible que en esa época la tradición no fuera muy extendida.

Al año siguiente la prensa animaba a esta tradición con un artículo titulado «Las Uvas milagrosas». Aunque algunos la retraen a 1880, queda claro que la tradición está documentada desde diciembre de 1897, fijando en diciembre de 1896 el inicio cierto de la tradición de comer doce uvas al compás de las doce campanadas del reloj de la Puerta del Sol.

Pero todo parece indicar que la tradición real comenzó en 1909 cuando durante ese otoño se produjo una gran cosecha de uvas en todo el país, lo que provocó un inusitado aumento en el consumo. Como agradecimiento, los agricultores se plantaron en la Puerta del Sol y comenzaron a regalar racimos de uvas a todos los asistentes que acudían a la zona para celebrar el Año Nuevo.

La leyenda cuenta que alguien tuvo la idea de tomar una uva por cada campanada del reloj de Gobernación. En la fachada norte de la Puerta del Sol se había abierto en 1898 el Gran Hotel Universo, lugar donde comenzó la tradición que luego se haría tan popular entre los españoles. Entre las anécdotas de las celebraciones callejeras de Año Nuevo de 1930 se encuentra la protagonizada por Alfonso XIII que, de incógnito, lo celebró entre la multitud. Las primeras campanadas que se televisaron fueron en diciembre de 1962, y desde ese momento nunca se han dejado de retransmitir, dando durante unos minutos un instante de protagonismo a la Puerta del Sol.

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