Juan Manuel de Prada en un encuentro digital de ABC
Juan Manuel de Prada en un encuentro digital de ABC - miguel ibáñez

De Prada: «Siempre me ha parecido que las monjas han tenido mala prensa»

El escritor visitó Pastrana, la localidad guadalajareña en la que discurre su libro «El castillo de diamante», sobre la Princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús

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El escritor Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) ha recorrido este lunes 21 de septiembre en Pastrana (Guadalajara) algunos de los escenarios por los que transcurre la trama de su último libro «El castillo de diamante», que relata los enfrentamientos entre santa Teresa de Jesús y la Princesa de Éboli, Ana de Mendoza, durante el reinado de Felipe II.

«Siempre me ha parecido que las monjas tienen una prensa mala y, en líneas generales se las ve como personajes pasivos, grises y secundarios, algo que me parece injusto», ha señalado tras repasar algunas escenas de la novela por el Palacio Ducal de Pastrana, la Cripta de la Iglesia Colegiata o el Convento de San José.

El escritor ha señalado además que para él la escritura es una actividad «muy intensa» por la que se «aparata» del mundo y sólo lee cosas que tiene que ver con lo que está escribiendo.

«Soy muy disciplinado. Escribo por las mañanas a mano. Creo que ya soy el novelista más joven que escribe a mano», ha confesado.

Lo hace, según ha revelado, porque empezó haciéndolo así y, cuando intentó cambiar no se sentía bien. En cambio, De Prada sí escribe sus artículos en el ordenador porque se trata de una escritura «más premeditada» que se corrige sobre la marcha y con la que se elabora un producto «menos personal».

«El castillo de diamante»

La obra arranca en Sevilla en 1575 donde Ana de Mendoza declarará contra Teresa de Jesús ante un tribunal del Santo Oficio, además adjunta un libro en el que la religiosa exponía su vida y milagros y que la Inquisición lo buscaba desde hacía tiempo.

Para Prada, las dos mujeres conforman personajes juguetones, pícaros y mandones (un rasgo que asocia a lo femenino porque la mujer tiene la capacidad de aplicar la inteligencia a la vida y termina dominando frente al hombre que es inútil ante los problemas que le surgen). De hecho, trata de ilustrar el combate de ambas y su rebelión contra el papel «pasivo» que el mundo les había asignado, Teresa triunfó y Ana fracasó.

El autor reconoce que no es una persona muy mística y que lo que es menos cercano a él son las experiencias místicas de Santa Teresa. Sin embargo, también ha manifestado que siendo escritor debe contar estas experiencias tal como las sentía el personajes.

La novela bebe, según Prada, de las fuentes de la espiritualidad teresiana, la novela picaresca, el esperpento valleinclanesco y el humor cervantino. Asimismo, señala que la ambición, la envidia, la fe religiosa, las estructuras de poder y el papel de la mujer en los diversos ámbitos de la sociedad son temas que recorren la novela y trascienden la época que la enmarcan.

El autor ha recreado los lugares y personajes con hondura psicológica en su obra. Así ha indicado que la novela es una obra «más juguetona» que otras por la época, puesto que le ha permitido divertirse jugando con la tradición española y la representación de las dos protagonistas.

De Santa Teresa remarca su triunfo a causa de muchos «escarmientos» y de Ana que «se precipitó en el abismo». De las dos protagonistas subraya que son dos escéntricas. «En esta novela traté de mostrar a una santa Teresa fiel a su época e implicada en la problemática de su época teniendo que combatir contra las trabas que su época le planteaba. Para ello hay que considerar la convivencia difícil q siempre existió entre el poder religioso y el poder político. Creo que esto es una constante a lo largo de la historia y que a lo largo del reinado de Felipe II tiene una gran presencia», manifiesta Prada.

La princesa tiene un episodio interesante en el conflicto con santa Teresa que transcurrió en Pastrana, el único lugar donde santa Teresa fracasa, de todos los lugares donde funda los conventos.

La novela «El castillo de diamante», «básicamente se centra en la relación entre santa Teresa y la princesa de Éboli». «No sabemos esa relación cuándo empezó, pero yo en la nobela fantaseo con la posibilidad de que se conociesen en el palacio de una prima de la princesa, que cuando enviuda pide al convento de la Encarnación que santa Teresa vaya a consolarla».

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