Sábado, 17 de marzo de 2007
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CONTRAPORTADA

Contraportada
Dani Güiza Al compás de las flechas del amor
Dani Güiza Al compás de las flechas del amor
SEÑA DE IDENTIDAD. Güiza suele celebrar sus goles emulando a un arquero para recordar a su ídolo: Kiko Narváez. / LA VOZ
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QUIÉN ES
Nombre: Daniel González Güiza

Fecha de nacimiento: 18-8-80

(Jerez de la Frontera).

Altura y peso: 1.80 m. y 80 Kg.

Trayectoria: 98-99 (Xerez B); 99-00 (Mallorca B y Mallorca); 00-01 (Mallorca B y Mallorca); 01-02 (Mallorca B); 02-03 (Mallorca, Recreativo y Barça B); 03-04 y 04-05 (Ciudad de Murcia); 05-06 y 06-07 (Getafe).

Goles esta temporada: Nueve.

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Es uno de los hombres de moda en el fútbol español. Un delantero atípico que tan pronto se despista durante 90 minutos como pone en jaque a cualquier defensa de Primera División; capaz de copar las portadas de la periódicos deportivos una mañana y aparecer, esa misma tarde, enzarzado en tertulias del colorín para defender a capa y espada a la mujer que le ha cambiado la vida: la celebérrima Nuria Bermúdez.

Gaditano, de Jerez y anticadista declarado, empezó vistiendo la camiseta azulina del Xerez CD en la cantera y ha terminado del mismo color, pero en Getafe, en Primera, entre los mejores. De la zamarra amarilla, mejor no hablar: «Nunca me la pondría».

Lleno de una sinceridad que rebosa polémica, díscolo y anárquico en sus inicios; centrado y ambicioso en la actualidad. Es Dani Güiza, el máximo goleador en la historia del Getafe en Primera, que golpea con fuerza la puerta de Luis Aragonés para que le abra el vestuario de la selección española. Sería la confirmación.

No lo tendrá fácil, como en muchos aspectos de su vida. Expulsado del colegio antes de finalizar la EGB, decidió volcar toda su pasión sobre el balón. Las botas de fútbol se convirtieron en el único lápiz con el que escribir su biografía; las declaraciones y experiencias de sus ídolos fueron sus únicos libros de texto.

Pronto se convertió en líder dentro de su corral de adolescentes, pero esa falta de formación y equilibrio también le cortó la progresión cuando llegó el día de dar el salto al exigente mundo del fútbol profesional.

Disperso y divertido, fue un asiduo de las noches españolas allí donde estuviera (tanto en Mallorca como en Huelva, en Murcia, Barcelona o Madrid), se entregaba más escuchando una larga sesión de flamenco y disfrutando del otro sexo que corriendo sobre el césped o atendiendo en las sesiones de vídeo. Incluso llegó a quedarse dormido en una de estas reuniones, ante la perplejidad del Sabio de Hortaleza.

Visceral y descuidado, el Getafe tuvo que tomar medidas después de que el futbolista sufriera una especie de cólico. El club pactó con un restaurante, para que le organizara comidas sanas y caseras, ante la nociva afición del jugador a salir del paso a diario con la fast food.

Pero todo eso ya es agua pasada. Ahora Dani Güiza es otro. Sigue peleón y rebelde pero ahora centrado en el campo. Ha sacado su reluciente arco, ese que utiliza para imitar a su ídolo, Kiko Narváez, cada vez que marca, para llenar los campos de España de saetas; flechas de amor dignas de Karina que ahora tienen siempre una dedicatoria especial hacia Nuria Bermúdez, a quien Cupido le emparentó para elegir el camino correcto: el de la estabilidad, el de la felicidad, el del gol. dgutierrez@lavozdigital.es

 
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