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Lunes, 10 de julio de 2006
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TOROS
FERIA DE SAN FERMÍN
Los toros confunden a Padilla en Pamplona
Los toros confunden           a Padilla en Pamplona
SIN FRUTO. Los detalles de Padilla quedaron sin recompensa. / EFE
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PAMPLONA
Seis toros de Miura. Corrida de variadas y diversas hechuras. De cuajo y trapío formidables. Aunque ninguno fue de nota en varas, todos sacaron el estilo de la ganadería. El cuarto fue el más encastado y agresivo. El tercero, el más noble. Los dos primeros, los más difíciles. El quinto, manejable, se rajó. Picado muy atrás, el sexto se defendió.

El Fundi, silencio y vuelta.

Juan José Padilla, pitos tras

dos avisos y algunos pitos.

Luis Vilches, vuelta y ovación.

Quinta de feria. Lleno. Caluroso, veraniego.

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El problema de la corrida de Miura fue su envergadura. Disparatada la percha del toro que rompió plaza. Con tanta cara que ni cabía entero en la foto. Después de verse tanta cabeza de toro en uno solo no impresionó lo que vino después. Y vino muchísimo: despampanantes las velas del segundo, altísimo de agujas. Afilados todos.

Pero no sólo fue la envergadura el problema. El volumen, la imprevisible movilidad, los cambios de temperamento, las renuncias o los ataques, también. Fue corrida de batalla. Duros para morir fueron los seis. El segundo tardó tanto en doblar que se bordeó el tercer aviso. Lesionado en la mano, Padilla ni pudo hacer fuerzas ni acertó con el descabello. El toro le pegó arreones formidables en cada uno de los intentos marrados, que fueron cinco.

El estilo es el toro. Salió bonancible el menos grande de los seis, el tercero de corrida. Bonanza de justo vuelo y visible sólo por una mano, la derecha. Por la izquierda no se vio a ninguno de los seis. Lo que se vio fue muy poco y, cuando se vio, hubo que salir corriendo. El tremebundo miura que abrió corrida se le volvió de repente a El Fundi en un remate a mitad de faena y le pegó una rebanada de las que cortan la respiración. El toro de los arreones que tanto hizo padecer a Padilla en la hora de la muerte punteó por la izquierda. Y pegó gañafones y gaitazos. Y fue, además, muy andarín. Y se revolvía al sentir posarse una mosca en la penca del rabo. Como los dos primeros salieron de tan mal trago, el tercero pareció de mazapán: buen galope, embestida descolgada a un capote muy templado de Luis Vilches, tranco obediente, no demasiada fuerza, el aire justo, bastante nobleza. Le puso un hermoso par de banderillas El Tomate, un banderillero de Jerez que es todo torería. Vilches le tomó el pulso al toro en el recibo y se puso de rodillas para abrir faena en tablas. Mucho jaleo por eso. Luego, fuera de rayas, dos tandas con la derecha: toro traído, torero encajado y vertical, la suerte cargada, el brazo del engaño suelto. Pero la segunda tanda fue inferior, y Vilches insistió no mucho pero sí lo justo para enfriar el clamorcito que iba provocando. Una estocada en dos tiempos, dos descabellos. Estuvo a punto de caer una oreja. Con un miura y en Pamplona, que no es poco.

Padilla, traicionado

La seguridad con que El Fundi gobernó el incierto carácter del primero no fue novedad. Llamó más la atención, sin embargo, la alegría, la garra y la torería con que dispuso del cuarto, que se vino arriba en banderillas y peleó con más fuego y motor que cualquiera de los otros. Una hermosa faena con el solo inconveniente de pasarse de metraje. El Fundi toreó muy bien con el capote a ese cuarto. Un fino saludo con el capote mecido o dejado, un quite por chicuelinas muy saleroso abrochado con revolera extraordinaria. Tragó paquete de varias marcas El Fundi porque a sus dos toros les puso banderillas y al cuarto, que le dejó pasar, lo mató de estocada habilidosa y dos descabellos. Tendría que haber sido premiado con más generosidad.

Padilla, en tarde fácil pero revolucionada y descentrada, también hizo cosas buenas en el saludo de capa y en un quite muy redondo por navarras al segundo. El quinto, un raro toro barrigón, salinero y berrendo, le hizo pasar fatigas. Se acabó rajando el toro, pero Padilla no lo vio. Se cruzaron los cables del toro y del torero a la vez. Un cortocircuito y zas, nada.

El sexto, picado muy atrás y muy duro, salió del caballo roto. La cara arriba, agarrado al suelo. Peligro sordo se llama eso. Breve Vilches. Ya era tarde. También la de Miura se fue, contra costumbre, de hora.
Un herido grave por asta de toro en el encierro
Un joven de 21 años y natural de Jaca (Huesca) resultó herido de gravedad al ser corneado por un astado en el tercer encierro de Sanfermines. Además, un joven de 28 años sufrió una contusión torácica y una chica tuvo que ser atendida por traumatismo craneal. Los toros de la ganadería Miura realizaron la carrera más rápida de este año, apenas dos minutos y trece segundos.



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