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Lunes, 10 de julio de 2006
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Chiíes y suníes se enzarzan en una espiral de matanzas que deja 60 muertos en Irak
Rebeldes registran autobuses en Bagdad y matan a miembros de la comunidad minoritaria, entre ellos mujeres y niños
Chiíes y suníes se enzarzan en una espiral de matanzas que deja 60 muertos en Irak
Dos hombres yacen en el suelo tras ser tiroteados por insurgentes iraquíes en Bagdad. / REUTERS
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Cerca de sesenta personas murieron ayer en Bagdad, que volvió a ser el escenario de violentos enfrentamientos entre chiíes y suníes. Por la mañana, más de 40 fieles de la comunidad minoritaria, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados por presuntos milicianos chiíes en un barrio del sur de la capital iraquí. Los ataques protagonizan un nuevo episodio de la violencia sectaria desatada en el país del Golfo tras el atentado de febrero pasado contra un mausoleo venerado por los chiíes en la ciudad de Samarra.

Además, según informó la radio Dar al-Salam, del suní Partido Islámico Iraquí (PII), los asaltantes secuestraron a varias personas en el barrio Al-Amana, en la región Al-Yihad, al sur de la localidad. Pocas horas después, un templo chií del centro de la capital era atacado con dos coches bomba que explotaron en menos de diez minutos y acabaron con la vida de al menos veinte civiles, además de herir a 59 más.

Según informaron fuentes del Ministerio del Interior, la primera deflagración ocurrió al filo de las 18.45 hora local -16.45, en España- en las inmediaciones de la mezquita Ahel al-Beit, en el barrio Al-Waziria. Diez minutos después, cuando una multitud se había acercado al lugar para tratar de socorrer a las víctimas, un segundo vehículo hizo explosión en la misma zona.

Varios líderes religiosos responsabilizaron del asesinato de los suníes en el sur de Bagdad a milicianos del llamado Ejército de Al-Mahdi, leal al líder rebelde Moqtada al-Sadr, y acusaron de «complicidad» a las fuerzas de Al-Maghauir, un cuerpo de elite del Ministerio de Interior, controlado por los chiíes. Testigos citados por la televisión Al-Yasira aumentaron hasta 60 la cifra de muertos en distintos ataques perpetrados en el barrio, donde viven mayoritariamente chiíes.

Los asaltantes establecieron puestos de control en las principales carreteras del enclave, obligaron a los microbuses a parar, inspeccionaron los carnés de identidad de los pasajeros y asesinaron a los suníes. Así lo confirmó Abdelsamad Al Hadizi, orador de una mezquita de ese área.

Tanto Hadizi como otros varios religiosos de esta comunidad aseguraron que los atacantes, que vestían uniforme negro similar al que suelen ponerse los milicianos del Ejército Al-Mahdi, incendiaron varias viviendas y advirtieron a través de altavoces a los suníes que abandonaran el barrio.

«Nadie intervino»

«Las fuerzas Al-Maghauir rodeaban la zona y nadie intervino para poner fin a esos crímenes, como si estuvieran protegiendo a los milicianos armados», dijo, por su parte, Muzana Harez al-Dari, portavoz de la Comisión de Ulemas Musulmanes (CUM). Mientras, el vicepresidente de Irak y líder del suní Partido Islámico Iraquí, Tarek al-Hashemí, condenó los atentados y pidió que el primer ministro del país, el chií Nuri al-Maliki, «tome medidas para poner fin a los crímenes de esas milicias».

Desde el Ejército Al Mahdi, uno de sus portavoces, Abdelhadi al Darayi, negó en declaraciones a Al-Yasira que miembros de esa milicia fueran quienes perpetraron los asaltos, y responsabilizó de éstos «a algunos círculos suníes y estadounidenses que intentan provocar un conflicto sectario en el país».

Mientras, fuentes del Ministerio de Interior rehusaron comentar lo sucedido y aseguraron «no tener suficiente información».



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