La voz Digital
Lunes, 3 de julio de 2006
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ESPAÑA
trágico accidente en el metro de valencia
Los pasajeros del vagón siniestrado alertaron del suceso antes de descarrilar
Uno de los que viajaba en el interior del primer coche del convoy, que volcó, telefoneó a Emergencias a las 13.03 horas para avisar del suceso
Un pasajero que viajaba en el vagón siniestrado informó al Centro de Coordinación de Emergencias antes del descarrilamiento, concretamente a las 13.03 horas, lo que sirvió a los servicios de seguridad para desalojar a otras 150 personas que aguardaban al convoy en el andén. Tras esa llamada, comenzaron a recibirse otras desde el mismo vagón.
Según fuente policiales, el coche que comandaba el convoy FGV, con más de 120 personas a bordo, descarriló posiblemente tras la ruptura de una de sus ruedas debido al exceso de velocidad, y casi todas las víctimas mortales viajaban en dicho vagón en el momento del siniestro. Posteriormente, otro de los vehículos colisionó contra el vagón volcado, del que trataban de salir los pasajeros atrapados rompiendo las ventanas.
Notó "como si la vía se hubiera subido"
Un joven colombiano de 21 años herido en el accidente, Iván Muñoz, aseguró que en el momento del siniestro oyó el ruido de un "golpe seco" y notó "como si la vía se hubiera subido", explicó. Este joven, que llevaba el brazo y la pierna vendados, viajaba en el segundo vagón del metro siniestrado cuando ocurrió el accidente, y refirió a los periodistas que vio a gente debajo de los asientos, que pudieron salir a través de los cristales rotos, pero no lograron sacar a las personas que estaban atrapadas.
El herido afirmó que no podían moverlos porque estaban muy graves y les dijeron que era mejor que les atendieran los servicios de emergencia. A ellos, dijo, les lograron evacuar enseguida pero no les dejaron ver nada. Además, aseguró que los nervios "se notaban" e intentaban ayudar "a los que más lo necesitaban". Según este testigo, los pasajeros salían "como podían" del vagón y aunque afirmó que también "se pensó" que pudo ser algo provocado, como un atentado terrorista, nada les fue dicho al respecto, "sólo que se había volcado", señaló el joven, que llegaba de casa de un amigo cuando sucedió el accidente.
Un vecino de Valencia, José Luis, tuvo mejor suerte porque perdió el metro accidentado y subió al siguiente en la parada de Túria, la tercera antes del siniestro. Este testigo relató los "momentos de histeria" que se vivieron en el subterráneo tras los hechos, y que aunque estuvo "a punto" de coger el tren siniestrado, "vi cómo se iba", finalmente lo perdió y se quedó esperando al siguiente, que se detuvo a la altura de la estación de Angel Guimerá, donde se apagaron las luces "un buen rato".
En este momento, aseguró que algunos viajeros mostraron síntomas de "histeria" hasta que se oyó por megafonía la voz de un "chico muy nervioso" que ordenó a los pasajeros que bajaran con tranquilidad del metro porque había habido un descarrilamiento.
Una joven escuchó un ruido muy fuerte y vio una chispa en el túnel
Otra joven que estaba en el andén a la espera del convoy siniestrado explicó a los periodistas, al salir a la superficie, que había oído un ruido muy fuerte y visto una chispa en el túnel por el que debía llegar el metro que descarriló. La joven también afirmó que en el momento en que se escuchó el estruendo y se vio el resplandor de la chispa, las personas que se encontraban en el andén empezaron a correr en dirección a la salida.
En ese momento, los trabajadores del metro que estaban en las taquillas, en la parte exterior a los tornos de acceso, abrieron las puertas para que la gente pudiera salir con rapidez. Algunos de los que salieron del metro se quedaron en las inmediaciones de la boca, en donde poco a poco se fue concentrando gente, hasta que la Policía acordonó la zona y los desplazaron varios metros más atrás.
Algún tiempo después de accidente muchos vecinos de la zona, un número elevado de transeúntes e incluso algún herido leve permanecen concentrados en las inmediaciones de la estación. Los nervios de los primeros momentos dieron paso a una situación de relativa tranquilidad interrumpida tan sólo por la aparición de algunos policías, que acompañaban a los heridos que salían por la boca del metro, en varios casos con la camisa ensangrentada.
Acumulación de personas en torno a la estación
A medida que pasa el tiempo se han empezado a aproximar ciudadanos interesados por personas concretas, entre ellas una joven que, entre llantos, preguntaba por un familiar que suponía podía ir en ese metro. Otros ciudadanos allí concentrados también mostraban su preocupación ante los agentes policiales, al tiempo que las personas que se encontraban en bares y establecimientos públicos también se concentraron junto a los cordones que delimitaban la zona para observar lo ocurrido.
La Jefatura Provincial de Tráfico, situada cerca de la boca de metro, se utilizó en los primeros momentos para atender a algunos de los heridos menos graves, hasta que se instalaron dos hospitales de campaña. Junto a la puerta de la jefatura se ha instalado un vehículo desde el que se están coordinando las labores de rescate y se ofrece información sobre lo ocurrido. Todo ello sucede en un ambiente especialmente caluroso, ya que los termómetros de la zona superaban ampliamente los treinta grados.



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