Últimamente parece que los conceptos «obras» y «polémica» van irremediablemente unidos en la ciudad. Madre de Dios, plaza del Caballo, El Arenal, etc... Ahora empezamos con otra odisea, esta vez en la misma calle Larga. Según Urbanismo, que marcó los plazos de las obras en consenso con los comerciantes, la actuación iba a comenzar a principios de junio, por lo que ya acumula un retraso considerable, sobre todo si tenemos en cuenta que el objetivo inicial era que la calle no estuviera levantada cuando comenzara la campaña de septiembre. Ese mes resulta fundamental para los comerciantes, amén de que comienzan las Fiestas de Otoño, un supuesto incentivo para los numerosos visitantes que durante esos días se acercan a la ciudad. El comercio, una vez más, pagará el coste de la lentitud de la burocracia y de los procedimientos municipales al uso. El problema, como tantas cosas últimamente, parece estar en el dichoso préstamo de la GMU, piedra angular del funcionamiento del Universo, según defienden algunos.