La multiculturalidad es una realidad social incuestionable. En países europeos como Francia o Inglaterra, hace décadas que el sistema educativo afrontó el incremento de población extranjera con principios renovados, que pretenden aunar intereses y potenciar valores transversales como la tolerancia y el respeto a las costumbres ajenas. El miedo, la xenofobia, conducen a la exclusión social, a potenciar la división mal fundamentada en la diferencia. En este sentido, el CEIP Torresoto de Jerez es un ejemplo de buen hacer y convivencia. Es el centro educativo que más alumnos de distintas nacionalidades tiene matriculados: cuarenta escolares de ocho países. La experiencia, lejos de generar ningún tipo de situación excepcional, es extraordinariamente bien acogida por padres, alumnos y formadores, ya que, ante todo, es enriquecedora, en todos los sentidos, para las nuevas generaciones. Todo un paradigma de equilibrio y armonía perfectamente exportable a otros lugares de la provincia.