En el error cometido al sobreestimar las reservas de Repsol YPF no hubo fraude, ni voluntad de engañar ni ánimo de lucro, sino descontrol y falta de profesionalidad. A esta conclusión han llegado los expertos independientes que, por encargo de la comisión de auditoria del consejo de la petrolera, analizaron el ajuste de 1.254 millones de barriles equivalentes de petróleo que la compañía llevó a cabo el pasado enero. «Ese recorte fue el adecuado, ajustándose a la realidad de las reservas probadas», y así lo ha certificado King & Spalding, informó el presidente Antonio Brufau, a los periodistas, primero, y luego ante la junta de accionistas.

Brufau comentó que en el informe «no se señala a nadie», y menos al anterior presidente ejecutivo de la petrolera, Alfonso Cortina. Sus conclusiones tampoco van a provocar inminentes despidos de quienes fueron responsables del área de exploración y producción y todavía siguen en la compañía. «Ni los que se han ido ni los que permanecen se han llevado un euro; ahora nos toca reflexionar, para colocar en los cargos a las personas más capacitadas», zanjó.

Demandas en EE UU

Descartó el presidente que las demandas presentadas en Estados Unidos por el recorte de reservas probadas tengan posibilidades de prosperar «porque el informe es concluyente» y, dado que no hubo ocultación, no hay, a su entender, argumentos que justifiquen reclamar indemnizaciones importantes.

En síntesis, las conclusiones que la comisión de auditoria ha sacado del informe de los expertos exponen que, en el periodo 1999-2005 los procedimientos de determinación y contabilización de las reservas probadas seguidos en Repsol YPF no fueron los correctos, y hubo «un optimismo inadecuado» respecto al comportamiento de los yacimientos y, en su caso, de los plazos a los que podían extenderse los contratos de cara a la futura comercialización del gas.

El impacto económico del recorte de las reservas ha sido mínimo, apenas 23 millones de euros en 2005, y no habrá necesidad de ajustar los estados financieros de ese año ni los de ejercicios precedentes. Brufau explicó que los activos descontados estaban valorados muy bajos, y el valor neto de lo que resta es ahora muy superior.

El presidente reconoció que el mercado ha penalizado este año a la petrolera por la rebaja de las reservas probadas y por los cambios ocurridos en Bolivia. Repsol ha perdido un 16% de valor bursátil en lo que va de año, pero la trayectoria emprendida le ayudará a incrementarlo, confió.

Brufau minimizó el impacto de la venta de acciones por parte de BBVA porque, dijo, el 5% del que se ha desprendido el banco ni mejora ni empeora la estructura de capital de la compañía. Frente a una OPA «o se protege con el 51% o no hay protección que valga», aseveró. Dicho esto, lamentó que BBVA se haya ido, porque formaba parte de la historia de la petrolera desde el día de su nacimiento, pero dio la bienvenida a los fondos anglosajones que ahora están entrando.

El presidente reconoció que la nueva situación de Bolivia, con la nacionalización de los hidrocarburos, había supuesto «un terremoto» para la petrolera, pese a su reducido impacto económico. «Me gustaría creer que los 180 días del periodo abierto para negociar con Evo Morales nos permitirán llegar a un acuerdo», declaró, para añadir que «si no es así, no pasa nada. Repsol es importante para Bolivia, pero si no nos quieren nos tendremos que ir y hay más oportunidades en otros sitios», afirmó.

La junta de accionistas aprobó la cuenta de resultados de 2005 -el beneficio ascendió a 3.120 millones de euros, un 29,2% más- y el aumento del dividendo en un 20 hasta los 0,60 euros por acción.