El amor torrencial, la pasión dolorosa, el cariño callado, el afecto distante, la ternura, el apego No hay una sola forma de querer, de igual manera que no hay una sola forma de vivir. Vargas Llosa lo sabe desde siempre, pero ha decidido contarlo ahora, que acaba de cumplir 70 años y se siente dueño absoluto de su capacidad y de su genio, conocedor perfeccionista de sus recursos, libre para cambiar de registro, de temática, de estructura y de sintaxis, sin tener que dar excesivas explicaciones a nadie.